El viernes comenzaron los contactos entre el gobierno de Venezuela, de Nicolás Maduro, y el sector opositor de Juan Guaidó, durante una reunión preparatoria en México, país que actuará como sede y garante de las conversaciones, en busca de acordar una salida democrática a la situación del vecino país. La primera reunión formal será el próximo viernes. Hace dos años se hizo un intento similar, sin frutos, en Barbados, también con el apoyo de Noruega. Se espera que esta vez los resultados sean distintos.
Por el lado de los opositores que proponen la estrategia de Salvación Nacional estarían en la mesa de negociaciones el exalcalde Gerardo Blyde, Luis Aquiles Moreno de Acción Democrática, el embajador de Guaidó en Colombia Tomás Guanipa, y una mujer que no se ha definido. Del lado del oficialismo se habla de Jorge Rodríguez, presidente del cuestionado Parlamento Nacional, y Héctor Rodríguez, gobernador del Estado Miranda, pero todavía no se tiene una designación oficial del equipo.
Se buscará en este encuentro conciliar dos posiciones radicalmente opuestas y con intereses absolutamente contrarios: mientras que el gobierno chavista busca que se le levanten las sanciones internacionales, los opositores a Maduro exigen que haya elecciones “libres, justas, transparentes y verificables” el próximo 21 de noviembre para renovar autoridades regionales y locales, en las que los sectores contrarios al chavismo tengan garantías.
La cada vez más profunda crisis económica venezolana ejerce una presión mayor sobre el régimen chavista, para tratar de ponerle fin a las sanciones económicas que vienen afrontando. Ahora bien, la posibilidad de ceder hacia la realización de elecciones presidenciales próximamente se ve muy lejana, por lo que la habilidad negociadora de los opositores será crucial para acelerar el proceso de cambio en Venezuela, donde el mayor deseo es que haya un regreso hacia un Estado democrático.
Con la presencia del demócrata Joe Biden en la Presidencia de los Estados Unidos la posibilidad de que sean levantadas las sanciones a Maduro y la cúpula del chavismo es real, por lo que, ante la urgencia de dinero que tienen, se puede ser ambiciosos en la búsqueda de que los opositores logren la apertura democrática que están pidiendo. Sería lo mejor para Venezuela, pero también para países como Colombia, que tanta presión sienten en materia migratoria.
Lo cierto es que la estrategia que se ha aplicado hasta ahora ha fracasado, y la comunidad internacional debe entender que no vale la pena persistir en ese camino. Lo más adecuado ahora, en lo que el gobierno del presidente Iván Duque debe sintonizarse, es recobrar la diplomacia, y sin más confrontaciones verbales concentrarse en hallar soluciones viables.
Así mismo, los opositores que no han acompañado a Guaidó durante este tiempo deberían superar los prejuicios en todo sentido y respaldar una presencia unificada en la mesa, de tal manera que los chavistas sientan una presión más fuerte y coherente a favor del cambio. Insistir en que Maduro salga del poder de inmediato para poder avanzar es algo a todas luces insensato, así como lo es que sean levantadas primero las sanciones económicas para poder empezar las negociaciones; tales radicalismos deben dejarse atrás esta vez.
