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El viernes pasado terminó oficialmente el año escolar, lo que significa que ya están de vacaciones la mayor parte de los estudiantes de primaria y secundaria de colegios oficiales. Solo quedan en actividades académicas quienes tienen logros pendientes, los cuales deberán quedar resueltos el próximo viernes. Así ocurre todos los años por esta época, pero en este año atípico, en el que los alumnos estuvieron ausentes de las aulas casi todo el tiempo, suena extraño hablar de vacaciones. Está previsto que el regreso a clases será el 25 de enero del 2021.

 En los colegios privados se manejan cronogramas diferentes, pero la sensación es la misma. Algunos ya terminaron el periodo académico, y otros mantendrán las actividades hasta mediados de diciembre. La diferencia será que su retorno en el 2021 será más temprano o más tarde, dependiendo de la fecha del arranque de las vacaciones este año. Después de muchas dudas y ambivalencias acerca de la presencialidad, de la educación remota con ayuda tecnológica o de la aplicación del concepto de alternancia, el año entrante se deberán tomar decisiones más consistentes que apunten a evitar la deserción, así como mantener y mejorar la calidad educativa.

 Parece haber consenso en que la alternancia se impondrá en el 2021, pero ese es un concepto que deberá hacerse compatible con todo aquello que debe ser una buena educación para todos, en la que los desequilibrios que se hicieron tan palpables este año estén superados. No sería aceptable que las herramientas tecnológicas necesarias solo estén al alcance de algunos, ni que aparezcan nuevos motivos de paros, cuando ya es deficitario el tiempo que tienen los estudiantes con sus profesores. El gran reto del 2021 es que la educación no siga siendo la gran perdedora, que los estímulos para estar en el sistema académico, como la alimentación escolar y el transporte estén garantizados.

 El desafío inmediato corre por cuenta de los padres de familia y de los estudiantes, quienes ahora estarán en casa libres de las responsabilidades académicas. Lo fundamental es que, como lo vienen haciendo durante todo el año, en estas vacaciones mantengan en casa las conductas de autocuidado, con gran responsabilidad y sin permitir que descuidos o negligencias terminen amargando el fin de año de las familias.

 Es importante compartir más en el hogar durante este tiempo, pero con mucha prudencia. Es el momento de ser creativos para hacer actividades juntos en casa, que sean constructivas y que resulten satisfactorias para todos. La Navidad de este año tendrá que ser muy diferente, pero con el mismo espíritu de unión y ayuda mutua, más que antes esta vez es una época propicia para la reflexión en diversos aspectos.
 
Cuando en enero y febrero del año entrante regresen las clases, bajo el modelo de alternancia y con la expectativa de una eventual vacuna próxima a distribuirse, debe haber una mayor conciencia de la importancia de aprovechar al máximo los espacios académicos presenciales y de sacar todo el provecho a las clases virtuales. Finalmente, cuando la pandemia haya pasado, lo clave es que además de un gran cúmulo de conocimientos se haya logrado un profundo aprendizaje para la vida.