A comienzos de la semana un grupo de personas en Marmato (Caldas) se movilizó en contra de la empresa Caldas Gold, que explota minas de oro en ese municipio. El argumento de la protesta fue que la multinacional pretende desplazarlos y acabar con la actividad minera artesanal que tradicionalmente se ejecuta en esa región caldense. Entre tanto, el vocero de la empresa asegura que no es cierto que esa sea la intención de Caldas Gold y que están dispuestos a aclarar dudas a los manifestantes.
Lo cierto es que alrededor de la minería hay toda clase de cuestionamientos y controversias, y lastimosamente hay permanentes accidentes en los que muchas personas que se dedican a esta actividad mueren o terminan heridas, por ausencia de seguridad industrial. Los asuntos ambientales, laborales y las diferencias acerca del destino de los beneficios de esta actividad están siempre a la orden del día, sin que se tengan soluciones de fondo. Por lo pronto, se avanza en iniciativas tendientes a la formalización del oficio, pero en eso también hay resistencia de algunos.
Tradicionalmente esta ha sido una actividad informal en Marmato, como en casi todo Caldas, que ocupa a una mayor cantidad de personas en la región. Desde la llegada de Caldas Gold ellos han visto amenazada su actividad y se ha dado gran oposición a los procesos industriales en la explotación minera. Ahora bien, es precisamente a través de empresas como esta como se puede avanzar en la formalización del empleo minero y mejorar las condiciones sociales y económicas de quienes se dedican al oficio.
Es importante que las divergencias laborales que existan sean aclaradas, pero no se pueden hacer exigencias que pretendan desconocer el marco legal. Está bien que se establezca una mesa de negociación en la que participen Corpocaldas, la Agencia Nacional de Minería, la Alcaldía Municipal, la Personería y algunos representantes de la comunidad, para buscar acuerdos sensatos y posibles. Otro asunto clave es superar el mito alrededor de los supuestos efectos de la construcción del túnel El Higuerón, que según la empresa se construye en descenso y no busca afectar en momento alguno a los mineros tradicionales.
Es apenas natural que se cumpla lo consagrado en la Constitución Nacional y la ley frente a las comunidades negras e indígenas, así como en respeto de los derechos humanos, pero en un momento como el actual y por la manera en que se desarrollan las protestas hay el riesgo del aprovechamiento político de la situación. Se percibe un riesgo de desinformación que podría generar un choque injustificado de intereses, cuando los beneficios derivados de las regalías y del trabajo de responsabilidad social empresarial de Caldas Gold pueden mostrar hechos concretos.
Lo que se necesita en Marmato y todos los municipios mineros de Caldas es una minería bien hecha, con las mejores condiciones de seguridad para quienes participan en la actividad y con un reflejo real en los ingresos de las empresas y de las comunidades. Lo que todos debemos combatir es la posibilidad de que se instale en la región la minería ilegal que no tiene reparo en abusar de las personas, el medioambiente y apropiarse de una riqueza del subsuelo que le pertenece a la Nación.
