De acuerdo con el Departamento Nacional de Planeación (DNP), en el Índice de Ciudades Modernas (ICM) Manizales ocupa el tercer lugar en Colombia, superada solo por Bogotá y Medellín. Sin demeritar ese resultado, sino más bien considerando otras mediciones que se han hecho en las que la capital de Caldas sale muy bien calificada, no es sorpresa que esto ocurra. Resulta coherente que si en el Índice de Progreso Social (IPS) y en el escalafón de competitividad aparecemos en los primeros lugares en el ICM también lo estemos.
En el caso específico del ICM, el DNP mide 68 variables relacionadas con seis aspectos específicos referidos a competitividad, productividad y complementariedad, gobernanza, participación e instituciones, seguridad, sostenibilidad, equidad e inclusión social y desarrollos en ciencia, tecnología e innovación. En términos generales a nuestra ciudad le va muy bien en todos los puntos señalados, menos en seguridad, que no solo se refiere al acompañamiento que las comunidades tengan de la Policía y demás organismos de ese tipo, sino a diversos hechos que incluyen las cifras de suicidio, por ejemplo.
Así, pese a que somos una ciudad mediana con un tamaño de mercado limitado, tenemos muchas calificaciones positivas que sumadas nos ubican bastante bien frente a la mayor parte de las ciudades capitales del país. Podemos afirmar, sin equivocarnos, que tenemos mucho potencial para poder impulsar tareas que nos garanticen un mejor desarrollo. No es para concentrarnos solo en contemplar el resultado y pensar que estamos muy bien; lo fundamental es que analicemos para qué nos pueden servir esas ventajas.
Aunque vayamos muy bien en asuntos de ciencia, tecnología e innovación, hay que trabajar para ser cada vez mejores, lo mismo que en gobernanza y participación, en inclusión y en sostenibilidad. De hecho, en cada uno de esos aspectos podemos hacer mucho más. Ser la tercera ciudad más moderna del país significa que tenemos herramientas suficientes para sacarle mayor provecho a nuestras virtudes.
Por ejemplo, desde una mirada metropolitana podríamos hacer bastante en complementariedad para ser incluso más competitivos y productivos. Para el DNP es claro que en la medida en que una ciudad tiene mejores lazos de comunicación con otras y buscan en conjunto afrontar los desafíos prioritarios, es posible ser considerada más afín al concepto de moderna, lo cual está muy ligado a calidad de vida. Por eso persistir en el Área Metropolitana y en la integración regional con Pereira y Armenia son pasos clave para consolidar los primeros lugares en estas mediciones en el futuro.
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La Administración municipal debería considerar estos estudios que nos dejan tan bien ubicados en el contexto nacional como insumo de política pública, que nos conduzcan a tomar las mejores decisiones. En términos generales, todas estas visiones están conectadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por las Naciones Unidas, frente a los cuales seguimos con rezagos. Hay que enfocar de manera más clara la administración para el alcance satisfactorio de las metas mundiales en estas materias. Está bien que nos midamos con otras ciudades colombianas, pero los avances reales deberíamos verlos a la luz de lo que ocurre en el resto del planeta.
