La tradicional cabalgata y el concierto de J. Balvin, en el estadio Palogrande, fueron ayer la gran antesala de la edición 64 de la Feria de Manizales, evento que comienza oficialmente esta noche cuando sea leído el Pregón en la Plaza de Bolívar. Además, el ruedo de la Plaza de Toros entra hoy en acción con la novillada, en la que tres hombres que apenas comienzan a escribir su historia en la fiesta brava, buscarán la aceptación de un público ávido de nuevas figuras en el toreo. Las 22 candidatas al Reinado Internacional del Café también ingresarán a la ciudad con la esperanza de recibir halagos del público y finalmente llevarse la corona para su país.
Después de una transición que no fue fácil entre la administración saliente y la entrante, con respecto a los detalles definitivos del evento, todo indica que el resultado será exitoso, como viene siéndolo desde hace un buen tiempo con espectáculos gratuitos de alta calidad y actividades dirigidas al disfrute integral de las familias caldenses y de las decenas de miles de turistas colombianos y extranjeros que nos visitan cada año por esta época. Además de toros, reinas y variados conciertos para todos los gustos, hay este año novedosas propuestas que fortalecen la característica incluyente que ha ido ganando el evento, especialmente en la Plaza de Bolívar, la Media Torta de Chipre y el Parque Ernesto Gutiérrez.
Con el objetivo de lograr en esta ocasión una ocupación hotelera de 80%, los distintos alojamientos de la ciudad y los alrededores comienzan a sentir el flujo de visitantes que, en buena medida, buscan en Manizales el mejor lugar de Colombia, y tal vez de Suramérica, para ver corridas de toros. Otros aprovechan para no solo estar en la fiesta que se vive en las zonas urbanas y rurales de esta capital, sino también para dirigirse a parajes vecinos en los que la gastronomía, el avistamiento de aves, las aguas termales, la cultura cafetera y hasta las montañas con nieve son atracciones especiales a pocos minutos de Manizales.
Hay gran expectativa en lo taurino por hechos que serán registrados en la historia como hitos significativos de la fiesta: la despedida de los ruedos de El Cid, ese gran matador que en la capital caldense ha grabado en la retina de los aficionados faenas de ensueño. Otro momento de gran expectativa se vivirá el sábado, cuando Julián López, El Juli, se enfrente en una sola tarde a seis toros de la ganadería local de Ernesto Gutiérrez. Desde luego que el cartel completo de toreros colombianos y extranjeros provoca positivas sensaciones entre quienes disfrutan al máximo de una fiesta que, esperamos, que en esta ciudad perviva con la fuerza que lo ha hecho desde mediados del siglo pasado.
Durante la década que acaba de terminar, la Feria ganó bastante en la organización y variedad de ofertas culturales, artísticas y deportivas, y el listón es alto para el evento que abre la tercera década del siglo XXI. Esperamos que todas las posibles fallas del pasado sean solucionadas con solvencia y que al final de la próxima semana podamos sentirnos alegres de haber disfrutado de un evento en el que ojalá el buen clima se imponga y eso permita que las calles permanezcan llenas de ciudadanos dispuestos a gozar de la fiesta.
Cada año hay polémica por la manera en que es usado el espacio público durante esta semana. Si bien hay que comprender que es un momento especial en el que la economía, incluso la informal, debe tener posibilidades de brindar productos y servicios a propios y turistas, también es fundamental evitar los desórdenes y el caos para peatones y vehículos que usen las principales vías. Un trabajo bien coordinado de las autoridades y una cultura ciudadana más sólida podrán alcanzar ese punto medio que nos deje buenos réditos sociales y económicos.
