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En 20 años, por lo menos, Colombia no veía una cifra tan alta en el nivel del desempleo, que en el trimestre marzo-mayo marcó, de acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) un 21,4%. Cerca de 11 puntos porcentuales por encima de la tasa de hace un año en el mismo periodo. Sin embargo, hay que reconocer que desde el comienzo de la cuarentena aplicada para contener el avance de la pandemia de covid-19 se empezó a considerar que se perderían muchos puestos de trabajo.
Manizales y Villamaría, que son medidos juntos por el DANE, están en el mismo nivel del promedio nacional, 21,4%, en la mitad de la tabla, donde Neiva tiene la delantera con un muy elevado 32,8% y Barranquilla (la capital de departamento más afectada por la pandemia en Colombia) tiene un índice más moderado, del 14%. Desde abril el Observatorio del Mercado del Trabajo en Caldas había pronosticado que para mediados del año el desempleo en la capital caldense oscilaría entre el 25% y el 30%. Hoy podemos decir que estuvo cerca de acertar, y que ojalá la proyección se mantenga más alta que la realidad.
Lo cierto es que hoy se tienen en la capital caldense 42.598 personas que buscan trabajo, es decir, 18.487 más que hace un año, pero aún peor es que las personas ocupadas descendieron de 188.928 en la misma fecha del 2019 a 156.924 este año, lo que significa cerca de 32 mil trabajadores menos. Es claro que la pandemia es la responsable de la pérdida de gran parte de esos puestos de trabajo. En todo el país el cálculo es que la destrucción de empleos fue de cerca de 4,9 millones de empleos, sobre todo en el comercio y la industria manufacturera. Lo más complejo es que un empleo que se pierde es muy difícil recuperarlo.
Se destaca, sin embargo, que los empleos formales, de los cuales la cifra de plazas perdidas llegó a 14.000 en el peor momento, a la fecha con la incipiente apertura estamos en un poco más de 11.000 empleos menos. El informe del DANE también deja ver que mayo estuvo mejor que abril, lo que refleja que la reactivación que se ha hecho en varios sectores de la producción ha servido. La esperanza es que los casos de covid-19 no crezcan de manera exagerada, y la economía pueda seguir su curso de reactivación. Si se pierde ese control y se hace necesario un nuevo confinamiento, la economía y la salud sufrirán demasiado, y el desempleo creciente se hará imparable.

Se calcula que son 400 millones de empleos los que se han perdido en todo el planeta a causa de la pandemia, lo que representa el 14% de los empleos de tiempo completo. Lo peor es que el porcentaje para América Latina en esa misma variable supera el 18%, siendo la región más afectada del mundo en la destrucción de empleos y con las peores perspectivas hacia el futuro, ya que la pandemia aún no alcanza aquí sus cifras más altas.