Fecha Publicación - Hora

El 2018 que despedimos hoy resultó ser de grandes altibajos y de nuevas incertidumbres en Colombia. Es algo que parece inherente a la dinámica del año de elecciones de nuevo Congreso y Presidente de la República, lo cual captó la atención del país durante el primer semestre y la expectativa por el arranque de la nueva administración en el segundo semestre. Ambos episodios se han encargado de agitar las aguas, que en algunos aspectos se observan turbulentas y amenazantes, con balances en verdad muy precarios hasta el momento. La esperanza es que en el 2019 que comienza se logren equilibrios que aporten tranquilidad y recuperen el optimismo. Un liderazgo más claro del presidente Iván Duque ayudaría mucho a superar la sensación actual de avanzar sin rumbo definido. La recuperación de la economía, que tanto se espera, dependerá mucho de que el panorama cambie para bien.
En el terreno de la paz, que hace apenas un año se veía con mayores claridades, hoy se ciernen nubarrones que podrían llevar a un retroceso. Esperamos que se imponga la ecuanimidad y la sensatez, de tal forma que el Estado avance hacia planes concretos de construcción y consolidación de la paz, en lugar de abrir puertas para que la violencia regrese con fuerza. A los reinsertados, por ejemplo, hay que brindarles todas las condiciones para que desechen la posibilidad de retornar a los actos ilegales, y que los líderes del actual partido Farc demuestren con hechos que cumplirán sin ambivalencias los compromisos de los acuerdos de paz. El hecho de que Márquez, Romaña y el Paisa no den la cara es preocupante.
Más complicado resulta lo que viene pasando con el proceso de corrupción alrededor de Odebrecht, que no solo obligó a que se nombrara un fiscal ad hoc que conocerá algunas de las líneas de investigación, sino que cuestiona de manera muy seria al actual fiscal general, Néstor Humberto Martínez, quien debió hacerse a un costado para volver a creer en la independencia y objetividad de tales indagaciones. La extraña cadena de muertes de testigos clave de estos procesos y los errores cometidos por Medicina Legal, por ejemplo, en el caso del exauditor del contrato de la Ruta del Sol, Jorge Enrique Pizano, enrarecen demasiado el ambiente.
Lo que ocurre en Venezuela, con la expulsión de cientos de miles de sus habitantes hacia países vecinos, afectó de manera seria a Colombia este año y todo indica que en lugar de solucionarse, este fenómeno se incrementará en los próximos meses. Para el 10 de enero está prevista la toma de mando de Nicolás Maduro para un nuevo periodo de seis años como presidente, hecho que no será reconocido por la gran mayoría de países del mundo, entre ellos Colombia. Vienen meses difíciles en las relaciones con el vecino país, cuyo régimen seguramente mantendrá sus amenazas y gestos en contra de nuestra soberanía, ante lo cual el Ejecutivo colombiano tiene que actuar con gran sabiduría.

Para Caldas y Manizales el 2018 fue, en términos generales, un buen año, con muchas cosas por mejorar, desde luego. El 2019, como en todas las regiones del país, se aprecia con gran expectativa debido a la realización de las elecciones de nuevas autoridades locales en octubre y el remate de los actuales gobiernos. El próximo año será, sin duda, de gran agite político, que ojalá pueda alejarse de los problemas de violencia que sufrieron en el pasado. Hoy le decimos adiós a un 2018 de cuyos errores y baches debemos aprender, en aras de que el tiempo venidero se traduzca en conquistas de bienestar para todos.