Las normas de tránsito parece que no hay quién las haga cumplir en 19 municipios de los 27 de Caldas, pues no se cuenta con agentes de tránsito o guardas que mantengan el orden. Esto facilita que haya ciudadanos que incumplan lo establecido y se ve reflejado en el caos vial, como lo muestra un reportaje publicado por LA PATRIA el pasado domingo, para el cual se tuvieron en cuenta las voces de todas las localidades.
Es un absurdo lo que sucede con ciertas normas en este país. Que alguien explique a qué hora se dijo que la Policía si no es de Tránsito no puede imponer orden. Seguramente esto buscaba evitar la corrupción de otro tiempo, cuando un par de agentes montaban retenes en cualquier lado y so pretexto de controlar cobraban coimas que solo alimentaban la corrupción y el desprestigio de la Institución. Pero el sentido común obliga, como en cualquier parte del mundo, a que como autoridad civil ayude al orden en las localidades, pues es a quien corresponde mostrar la autoridad. La paradoja es tal que hay municipios con oficinas de tránsito y sin policías o guardas.
A esto se le debe sumar que para la mayoría de nuestras localidades de presupuestos exiguos, sacar dinero para pagar un convenio con la Policía resulta casi imposible. Les exigen parqueaderos, un vehículo para controles, mínimo un alcohosensor, conos y vallas, además de pagar el salario a los agentes. Es decir, por lo menos seis millones al mes. Por este motivo, instamos a que se vea cómo se puede brindar una solución que sirva a todos. Las quejas del desorden en muchos municipios, de cómo la Planeación de la que se habla en los documentos que pasan por concejos y asambleas parece muy cuidada, pero no hay quién la haga cumplir y es lo que sucede también en materia de tránsito, solo que en esto es mucho más evidente. Los alcaldes también tienen que ponerse las pilas y responderles a sus comunidades. Los eligieron para gobernar, no para dejar hacer y dejar pasar.
El Congreso de la República debería también atender esta situación. En un país que tiende a urbanizarse cada vez más, en donde ciertas cabeceras municipales se extienden a la fuerza de la realidad y sin ninguna planeación, en donde el parque automotor es creciente, en que la moto se ha convertido en el vehículo preferido por los campesinos para llegar a sus fincas y veredas, se hace necesario brindar más herramientas a los alcaldes para imponer el orden, pero también con los recursos para hacerlo.
La Policía, como parte de su labor, debería cumplir con la promesa hecha en el Congreso de la Federación de Municipios en noviembre sobre ubicar un policía de tránsito en cada municipio de Colombia. Eso debería ser parte del ejercicio normal. Claro que un agente que haga cumplir las normas es impopular, que es vulnerable a la corrupción, pero no podemos quedarnos simplemente con estos temores sino que es necesario que nuestros pueblos tengan la calidad de vida que merecen y eso comienza con el orden en todo, y qué mejor que sea por el tránsito. Fueron 143 las muertes en accidentes en Caldas el año pasado y este ya van 31. Si no se pone orden la estadística en vez de mejorar va a empeorar.
