Durante años las dinámicas urbanizadoras dieron la espalda a los ríos, eran vistos como lugares contra los que había que construir. Eran épocas en las que las basuras caían a los afluentes, en que la suciedad de una ciudad se iba hacia esas fuentes, con lo cual se creía que no había otras posibilidades. A nadie se le ocurre hoy como autoridad botar las basuras a una quebrada, como sucedió por años en la Olivares en Manizales, pero seguimos conduciendo por allí las alcantarillas. Por este motivo, es que debemos pensar, como lo han hecho ya muchas ciudades en el mundo y en el país, en volver la cara sobre las quebradas circundantes.
LA PATRIA publicó el domingo un informe especial que da cuenta de la situación que vive la quebrada Minitas-Olivares, la misma que originalmente le dio pie a la que se llamó Avenida del Río y que rinde homenaje hoy con su nombre al médico y exalcalde de Manizales Kevin Ángel Mejía. Extracción minera artesanal -por ahora-, pastoreo, aguas de alcantarillas, invasión por construcción de vivienda y de empresas. A esto se suma que no parece haber un plan que priorice planear con él, no contra él.
La construcción de un sistema de aguas residuales en el sector de Los Cámbulos, ordenada por una acción popular, y que Aguas de Manizales se comprometió a poner en funcionamiento en el 2020 con recursos de varias entidades, es un gran avance para la ciudad, pero no tiene en cuenta la vertiente de la otra cara de la montaña. Por ese motivo, llamamos a que agilice la construcción de colectores que lleven las aguas residuales hasta donde se encuentren las plantas de tratamiento y no se sigan descargando las aguas servidas a todo lo largo de las corrientes de agua.
Son varias las quebradas que alimentan la Minitas-Olivares durante su recorrido. Recibe aguas no solo del norte de la ciudad, sino de la Avenida Santander, del centro de Manizales y de la zona de Chipre y Villa Pilar. Por ejemplo, la quebrada del Guamo, la cual hoy, en el sector en donde se construyó la estación de Policía en San Cayetano, en la comuna Ciudadela del Norte, tiene espacio para empezar a hacer parques lineales, que les permitan a los ciudadanos disfrutar, embellecer su entorno. En el recorrido de la Kevin Ángel y hasta Río Blanco, bien valdría la pena promover un corredor biológico que ayude a la recuperación de la fauna y permita que se incremente la presencia de aves.
Para esto es importante cumplir con las recomendaciones y mandatos del Plan de Ordenamiento y Manejo de la Cuenca del Río Chinchiná, que advierte que a pesar de las disposiciones tomadas se siguen haciendo obras civiles que afectan la quebrada. En lugar de andar canalizando el cauce, se deberían estar abriendo espacios para que este se controle de manera natural y para ello se necesita respetar sus zonas de inundación, lo que no sucede hoy, pues buena parte de la ribera está invadida.
Es lamentable escuchar que los recursos que se tenían se dispusieron en otro lado y que el plan está, pero no se sabe para cuándo, como reconoce Aguas de Manizales. La ciudad debe tomarse en serio la recuperación de estas quebradas, la historia reciente de las lluvias nos han demostrado que no podemos seguir dándoles la espalda. Recuperarlas implica respetar sus espacios y entender todos los agentes contaminantes, como la mancha roja que ha aparecido tres veces y se desconoce su causa. Es urgente entender todos estos procesos para ponerles solución.
