Son ya 10 años de haberse perdido la oportunidad en Manizales de contar con un Sistema Estratégico de Transporte Público (SETP). Las malas decisiones de quienes debieron ponerlo a funcionar, la falta de comprensión y de paciencia de los usuarios, el bloqueo de algunos transportadores, los disturbios y la orden de un juez llevaron esta buena idea al fracaso. Al final la ciudad debió asumir pérdidas millonarias, mientras no se terminan de resolver las demandas que afronta por afectar intereses de privados que habían invertido recursos en esta obra, en la que se habían ganado su derecho en franca lid.
Es difícil olvidar esos cuatro días en los que Manizales se tornó en caos, en la Administración de Juan Manuel Llano. Después de varios años de estudios, de concertaciones, de inversiones por fin se montaba una plataforma que podía brindar la posibilidad de mejorar la atención en el servicio y que iba a favorecer en el mediano plazo el bolsillo de los manizaleños y villamarianos, pues iba a permitir transbordos, integrar los cables con los buses, busetas y colectivos, y pretendía aprovechar mejor el recurso de flota, toda vez que hoy el sistema sigue siendo principalmente de oriente a occidente y viceversa, y se repite por las mismas calzadas, lo que genera congestión innecesaria.
La ciudad lleva ya dos décadas de estudios para buscarle soluciones a la congestión de vehículos, pero sigue sin ejecutarlos, mientras se duplica el parque automotor como sucedió en los últimos 10 años. Los problemas pasan por no hacer cumplir las normas, tomar decisiones necesarias como lograr que el transporte público se detenga solo en los paraderos autorizados, se haga un rediseño de rutas y que los particulares no estacionen sus vehículos en vías principales. Esto ya sería ganancia, pero no se logra y eso es parte del problema de que una ciudad de vías estrechas como la nuestra vea cómo su tráfico automotor se complica.
Es lamentable saber que fueron miles de millones de pesos los que se perdieron por la mala ejecución del SETP, pues toda la inversión en la plataforma tecnológica, que incluía los torniquetes, pasó a mejor vida, sin que hoy nadie responda por ese daño al patrimonio, que se hizo con la anuencia de la Alcaldía y del Concejo de la época. Esa decisión favoreció a los transportadores que siguieron aprovechando el desorden por la falta de control de flota, por ejemplo. Aunque con el tiempo se han dado cuenta de que ese caos terminará perjudicándolos y ya algunos hablan de la necesidad de volver a un sistema integrado.
Las tres alcaldías anteriores confiaron en que el Gobierno Nacional iba a compensar a Manizales con obras de infraestructura para poner en ejecución el SETP, pero esto parece una posibilidad cada vez más lejana. Por este motivo, el mejor diseño posible de un sistema es el que empiece por organizar el tránsito aprovechando las calzadas que tenemos hoy y los cables prometidos por el actual alcalde. Si a esto se suma que se puedan tener transbordos e información oportuna sobre las frecuencias de flota, cosa que está resuelta en el mundo a través de aplicaciones atadas a GPS, sería un avance. Ir por partes y con un plan claro que pueda crecer en el tiempo. Lo que no puede repetir la ciudad es incumplirles a los ciudadanos, a los que les falla desde hace 10 años. Es hora de avanzar.
