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Desde siempre y por múltiples motivos las madres han merecido que se les exalte edpor su importancia en los hogares y por ser quienes cargan con la responsabilidad de llevar en su vientre, durante 9 meses, a cada hijo. En las familias tradicionales de nuestra región, tan numerosas, su labor procreadora goza de una gran carga de admiración. Solo por ese aspecto las nuevas generaciones las ven como unas verdaderas heroínas.

Además, su papel preponderante en la formación de cada uno de sus vástagos, tomando en cuenta la diversidad de caracteres y la complejidad de esa labor cuando muchas veces eran manojos de niños con poca distancia en edades, es causa adicional de reverencia hacia ellas. Nuestras abuelas y madres mayores que encajan en esta descripción merecen pasar hoy un día especial, lleno de mensajes de afecto de quienes se han beneficiado de sus invaluables sacrificios.

También lo merecen, y en grado sumo, esas otras madres modernas que en las décadas recientes han tenido que lidiar con múltiples responsabilidades. No solo la de procrear y formar a sus hijos, tal vez menos numerosos, sino también la de proveer recursos al hogar. Son madres que combinan de manera magistral el desempeño de distintos roles y que parecen no cansarse de estar en todo, así muchas veces sus esposos o sus hijos ni se den cuenta.

Lastimosamente, en nuestro contexto, en muchas ocasiones esa entrega desinteresada de las madres por el bienestar de las familias no es reconocida o inclusive son objeto de agresiones por esposos e hijos, sin consideración alguna. Muchas veces hace presencia la violencia, algo absolutamente incomprensible. Es un panorama gris que hemos visto acentuarse al correr de los días de la cuarentena impuesta en el país, con la que se busca mantener bajo control la emergencia sanitaria derivada de la pandemia del coronavirus que produce la enfermedad covid-19.

Hoy es un día para reconocer en cada madre un ser maravilloso, lleno de valentía, de emprendimiento constante, de versatilidad para la ejecución de diversos oficios, en el hogar y en los ámbitos laborales. No solo es el hecho de que cada uno de nosotros haya crecido en un vientre materno, lo cual ya es bastante motivo de agradecimiento, sino verlas cómo brindan su vida entera al bienestar de las familias, a tender puentes de entendimiento entre sus miembros, a remar con fuerza en contra de las dificultades. No solo merecen que un día como el de hoy sean exaltadas por lo que son, sino que tenemos la deuda permanente con ellas de admirarlas como se debe cada día.

En medio del aislamiento social que prudentemente debemos tener por estos días, la mejor forma de rendirles homenaje es expresar ese agradecimiento y cariño con maneras distintas a las de las visitas, los abrazos y las muestras de cariño que pongan en riesgo su salud. Las llamadas, los detalles y sobre todo las actitudes con las que les mostremos su importancia en nuestras vidas son las que deben predominar en esta fecha. Amor verdadero a nuestras madres.