Ya tenemos más que suficiente con los efectos de la pandemia de covid-19, como para poner a los niños y los jóvenes a sufrir las consecuencias de un paro como el que se anuncia para hoy. Así no sea un cese total, sino únicamente de los maestros que participen en la jornada, es algo que no debería hacerse.
Es evidente que el Estado se queda corto a la hora de garantizar cobertura y calidad educativa a millones de jóvenes estudiantes colombianos, como queda demostrado durante esta época de aislamiento social preventivo. Es claro que tendrán que hacerse cuantiosas inversiones en materia de conectividad, entre otras muchas necesidades, si queremos tener en realidad una educación de alto nivel en el país.
Sin embargo, resulta más perjudicial para los alumnos parar hoy las actividades, como también se tiene previsto para el 11 de junio, bajo el argumento de los malos servicios de salud para los profesores y para exigir la llamada renta básica y alimentación para los ciudadanos, entre otras demandas sociales. Esos justos reclamos podrían hacerse de otra manera, sin que implique que los problemas que se han tenido en las semanas recientes por cuenta de la emergencia sanitaria por el coronavirus, se incrementen por las afectaciones que implica la parálisis.
Además, no resulta prudente que se esté llamando a hacer plantones en lugares públicos, así se afirme que serán de máximo 40 manifestantes. Eso no contribuye en nada a la necesaria pedagogía del distanciamiento social como componente esencial del autocuidado que debe tenerse por estos días. Por el contrario, eso puede llevar a que haya contagios y que la salud de los docentes se ponga en mayor riesgo, porque seguramente habrá quien se decida a gritar arengas, y seguramente no lo hará con el tapabocas puesto.
Los reclamos que hacen los profesores son, sin duda, justos, y lo ideal sería que se hallaran soluciones, no solo para el bienestar del gremio docente, sino principalmente para satisfacer los derechos fundamentales que tienen los menores a que se les brinde la mejor educación, que les abra nuevas oportunidades. Sin embargo, insistimos en que los paros poco contribuyen a que se superen esas dificultades, y más bien las profundizan.
Ya hemos visto en el pasado que los ceses de actividades han quitado a los estudiantes la posibilidad de descansar fines de semana enteros, y hasta han tenido que sacrificar vacaciones por la acumulación de tiempo perdido. En esta época, cuando no hay la posibilidad de asistir a los planteles educativos, ya es bastante grande la pérdida como para sumar más, así se le considere pequeña desde las instancias de Fecode.
El gremio educativo debería buscar otros canales para mantener vivas sus demandas ante el Gobierno Nacional, y de manera muy organizada avanzar en la discusión de esos temas, para lograr acuerdos de manera gradual y concertada, no por medio de mecanismos que en este momento, ni en ningún otro, resultan idóneos.
