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Los cuerpos de bomberos voluntarios en los municipios de Caldas pasan por un momento difícil, por la falta de recursos suficientes para su dotación o para el pago del personal mínimo que requieren para poder cumplir con su misión. Esta es de esas inversiones que solo se valoran el día en que se necesita de los servicios del organismo. El ideal es que el trabajo de prevención en cada localidad permita que no se tengan que echar mano de estos personajes, pero que si son requeridos puedan responder con total profesionalismo y con la reacción que de ellos se espera.
El informe Cuerpos de bomberos voluntarios, en estado crítico, que publicó LA PATRIA el pasado domingo, mostró la situación en la que se encuentra la mayoría de estos 32 organismos del departamento y las noticias no son halagüeñas. Parte del problema radica en que estas unidades deben firmar un contrato con la Alcaldía para su funcionamiento y no siempre lo logran a tiempo, por múltiples factores, desde la falta de entendimiento con una Administración hasta la incapacidad presupuestal del ente municipal para tener los recursos suficientes. Son muy pocas las estaciones que generan recursos propios y si lo hacen es mínimo para su funcionamiento.
Ha pasado mucho desde cuando los bomberos voluntarios los integraban personas de muy buena voluntad, que apenas recibían una capacitación entre ellas mismas. Era un conocimiento que se pasaba entre generaciones. Las normas actuales obligan a realizar cursos que deben ser certificados, a lo que deben sumarse las exigencias laborales que impiden que cualquiera pueda ponerse en riesgo sin tener la seguridad social correspondiente. Vale la pena anotar que la politiquería no puede hacer parte de estos organismos. Este profesionalismo también hace que los presupuestos requeridos sean mayores. Como si fuera poco, nuestros municipios crecen en edificaciones de altura y los riesgos aumentan, aunque las dotaciones siguen siendo del siglo pasado.
Por este motivo, bien vale la pena que se preste atención a la situación. Ya han sucedido casos en que no se pueden atender emergencias porque no tienen plata para la gasolina, porque la máquina lleva meses varada, porque no hay contrato con el personal mínimo que debe tener contrato y seguridad social. Son temas sobre los que no se pueden dar largas, pues nunca se sabe en qué momento se puede presentar una emergencia y todos sabemos que para que se minimice el riesgo que se desprenda de esta, se debe tener una reacción oportuna, con la que muchos cuerpos de bomberos no pueden cumplir hoy.

Unos cuantos municipios tienen una tasa bomberil, cargada al impuesto predial, pero no todos. Es necesario que se piense en generar recursos fijos que permitan atender a los organismos y a su personal, con el fin de que haya certeza de que recibirán un dinero sobre el cual puedan planear. A esto se debe sumar el proponer una hoja de ruta que permita profesionalizar lo más que se pueda al equipo, gestionando el pago a los cursos en los que deben ser certificados, y esto debe responder a un plan trazado en el mediano plazo. Solo cuando se atiende mal una emergencia se hace visible que sus bomberos no pudieron reaccionar y se presta atención, cuando lo ideal es que estén siempre preparados para atender una eventualidad.