Circulan toda clase de mitos y noticias falsas alrededor del virus COVID-19, lo que convierte una realidad de cuidado en un escenario de pánico injustificado. Se ha dicho en redes sociales que los secadores de manos matan el virus, que la cocaína o la orina infantil son efectiva protección, tampoco lo es comer ajo; se ha dicho que las picaduras de mosquitos transmiten la infección y que el virus puede viajar por el aire a grandes distancias, entre otras afirmaciones, acerca de las que no hay ninguna evidencia científica, de acuerdo con expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Lo que sí es cierto es que ayer se confirmó la llegada del coronavirus a Latinoamérica, específicamente a San Pablo (Brasil). Un hombre de 61 años de edad que estuvo hasta el 21 de febrero en Lombardía (Italia) y regresó a tierra brasileña en un avión de 200 pasajeros resultó positivo en dos pruebas distintas. Ahora se busca a las personas que tuvieron contacto con él en el viaje. Los controles en aeropuertos y otros lugares del país se intensificaron como una medida de prevención.
Hoy se tienen unos 80 mil infectados en 41 países, cerca de 2.700 muertes, la mayoría de ellas en China. En el 80% los casos son leves, y el 20% restante afecta principalmente a mayores de 80 años que tienen antecedentes de enfermedades graves, mientras que no hay reportes de niños que hayan muerto a causa del contagio. Lo que sí es cierto es que se transmite fácilmente entre los seres humanos, pese a tener origen en animales, y que la posibilidad de convertirse en pandemia es real, pero no es que todo el mundo se muera al contagiarse.
Hay que tener mucha cautela en el manejo de la información, ya que el miedo injustificado es el peor consejero en este caso. Las noticias falsas y cadenas de pánico pueden generar consecuencias adversas, en lugar de ayudar a prevenir la llegada del virus a nuestro territorio. Sin duda, hay que tener especial cuidado con la frontera venezolana, ya que la fragilidad del sistema de salud del vecino país puede convertirse en foco de infección, pero cuidado con la xenofobia. Es necesario actuar con precaución, pero sin perder la calma.
Es prudente empezar a adoptar conductas recomendadas por la OMS como el lavado de manos y tomar distancia de quienes presenten síntomas agudos de resfriado, así como usar tapabocas si hay síntomas de gripe. Hay que prepararse para una muy probable propagación del virus y estar listos a reaccionar bien ante posibles brotes. No es para menos: esta semana la emergencia llegó a Italia, donde hay cerca de 380 contagios, y en España también se reportan varios casos.
De acuerdo con lo que ha pasado en China, el porcentaje de mortalidad es de solo 2%, por lo que hay que actuar con sentido de prevención y urgencia, pero evitando pánicos injustificados. No se debe desechar la preocupación por evitar los contagios, pero en la gran mayoría de los casos las personas infectadas se recuperan. No es tan crítico como lo fue el SARS-coV hace cerca de 18 años en ese mismo país, cuando la mortalidad alcanzó el 10%.
Así que no puede haber una excesiva alarma que solo empeoraría las cosas. De hecho, la OMS tiene serias evidencias de que en China el número de nuevos casos empezó a disminuir, mientras que van en aumento los pacientes a los que les da de alta. El COVID-19 no sería, entonces, una enfermedad tan agresiva como se pensó al principio, y ya se tienen algunos avances científicos para encontrar el antídoto. No se puede bajar la guardia en prevención, como tampoco guiarse por rumores.
