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Los nuevos mandatarios que llegan, tanto a la Alcaldía de Manizales como a la Gobernación de Caldas, encontrarán unas finanzas con limitaciones para la inversión. Más el alcalde electo, Carlos Mario Marín, que el gobernador, Luis Carlos Velásquez, pero ambos tendrán que actuar con gran eficiencia para ejecutar sus proyectos y programas. En el caso de Caldas, la reciente salida de la Ley 550 (tres años antes de lo previsto) servirá para que el impacto sea menor durante el cuatrienio, al abrirle posibilidades de acudir a nuevos créditos y tener unas finanzas saneadas.
Caldas pasó de tener un presupuesto de $765 mil 32 millones este año a $687 mil 316 millones para el 2020, es decir, cerca de $78 mil millones menos. La causa de la caída, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda Departamental, tiene tres componentes: Nuevos compromisos crediticios, una cantidad menor de recursos del balance y la misma operación de salida de la Ley de Quiebras, que requirió el uso de recursos del balance y del Fondo Nacional de Pensiones de las Entidades Territoriales (Fonpet). Así, los dineros para inversión serán inferiores en $53 mil millones a los de este año, cuando se contó con $489 mil millones.
Pese a la caída en el presupuesto del 2020, la realidad es que la cifra creció un 14,5% con respecto al 2016, cuando comenzó la administración del gobernador Guido Echeverri Piedrahíta. El saliente mandatario debió maniobrar durante todo el tiempo con la limitante de la Ley 550, que lo obligó a cumplirles primero a los acreedores, antes que enfocarse en la inversión. Es evidente que a Velásquez le tocará ser austero, principalmente durante su primer año, mientras logra que se ajusten todas las cuentas. Frente a esta realidad, es clave su acuerdo con Echeverri en asuntos puntuales de su Plan de Desarrollo, para que pueda despegar con éxito su gestión.
En el caso de la Alcaldía de Manizales, la disminución del presupuesto fue del 2,4%, al pasar de $600 mil 406 millones este año a $585 mil 495 para el 2020. El gasto de vigencias futuras y el servicio de la deuda para ejecutar obras de infraestructura son las causas de la caída presupuestal, de acuerdo con la propia Secretaría de Hacienda Municipal. Esto implicará un descenso en los recursos de inversión y la necesidad de ajustarse el cinturón en el gasto. Sería conveniente que el diálogo de empalme se armonicen las cifras para que los contenidos del Plan de Desarrollo del nuevo mandatario no se encuentren con obstáculos que pudieran evitarse desde ahora.
Igual que en la Administración Departamental, el presupuesto municipal creció con respecto al 2016 en un 13%. Sin embargo, llama la atención que la del 2020 es la cifra más pequeña desde el 2017, cuando estuvo siempre por encima de los $600 mil millones. Será necesario que el nuevo gobierno sea eficiente en la búsqueda de otras fuentes de recursos, y así poder cumplir con las grandes expectativas que están sembradas con la llegada de Marín.

El hecho de que, según el nuevo censo, la población en Manizales se haya aumentado en cerca de 50 mil habitantes en 13 años, servirá para que se incrementen las transferencias del Sistema General de Participación (SGP), y que durante el cuatrienio que comienza aparezcan recursos que no estaban previstos. También sería útil una buena gestión internacional para asuntos específicos de medioambiente, por ejemplo, que engrosen las arcas presupuestales y cumplir así con los objetivos de desarrollo sostenible a los que deben apuntar Manizales y Caldas.