Las cifras de contagio de covid-19 en Caldas suben de manera lenta, pero constante, lo que evidencia que nos acercamos a lo que los expertos llaman el pico de la pandemia, aunque otros prefieren decir que ya estamos en una especie de meseta en la que hay cierta estabilidad en el número de reportes diarios de coronavirus y en la que no se ve cerca que comience el descenso en las cifras.
Podemos obtener un ejemplo gráfico de lo que está pasando al comparar lo que ocurría a finales de julio con lo de hoy. Así, el 22 de julio Caldas tenía 501 casos confirmados, de los cuales 237 estaban activos, había 7 pacientes en unidades de cuidado intensivo (UCI) y 7 personas fallecidas. Seis semanas después, este martes 8 de septiembre, el reporte indicaba que los casos en el departamento eran 3.459, de los cuales 1.402 estaban activos. Había 25 personas en UCI y 76 fallecidas. De tal manera que la pandemia no es agresiva, pero tampoco da tregua.
A este ritmo, y de acuerdo con las proyecciones que fijan el comienzo de octubre como el más crítico en la región, la ocupación de UCI podría estar multiplicándose por 5 o 6 para esa fecha, haciendo un cálculo conservador. Si tomamos en cuenta que ya tienen 226 camas UCI de adulto y 30 entre pediátricas y neonatales, pareciera que la infraestructura médica será suficiente para responder a este desafío. Antes de la pandemia eran solo 136 camas de este tipo, que se habrían quedado cortas, seguramente, porque muchos pacientes van a UCI por patologías distintas al coronavirus.
Ahora bien, no podemos confiarnos y pensar que todo ya está controlado. En las semanas recientes, debido al retorno de muchas actividades productivas que estuvieron paralizadas desde marzo, la cantidad de personas en las calles es mayor y las posibilidades de contagio también se ven incrementadas. Si fallamos en la disciplina social que se expresa en prácticas sencillas como el buen uso del tapabocas, la higiene de manos permanente y el distanciamiento físico, es factible que la estabilidad relativa se rompa y se generen picos. Eso podría llevar a que las proyecciones cambien y que llegue a una situación delicada en la que haya que regresar a las restricciones.
La actitud de todos debe ser hacia una creciente prevención y mantener la idea de seguirse preparando para los peores escenarios. En ese sentido, saludamos que en Salamina estén haciendo adecuaciones para instalar 10 UCI, con un costo de $350 millones. Obviamente, también se tendrá que completar la dotación de equipos y la capacitación del personal que se ponga al frente de esas camas. Igual se espera que ocurra en otros municipios caldenses, en los que las UCI existentes serán ocupadas por pacientes con covid-19. Ojalá podamos decir más adelante, cuando pase el peor momento, que no tuvimos que hacer uso de toda la infraestructura hospitalaria y que sorteamos la crisis de manera exitosa.
