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A medida que el mercado de bienes crece en el país, en el momento en el que se habla de dinamizar las exportaciones se tiene que pensar en mejorar las condiciones del transporte, que ya sabemos se encuentra rezagado a pesar de los muchos esfuerzos de los últimos años. El corredor vial Mariquita - Manizales, que conecta el occidente con el centro del país, es una prioridad como lo hemos sostenido desde hace tiempo. La vía sigue siendo la misma de curvas y estrecheces, así se hayan estabilizado taludes y ampliado uno que otro tramo.
Todos los que recorremos este trayecto conocemos las incomodidades que ofrece para los viajeros, el riesgo que entraña adelantar en algunos sectores, y el peligro de ciertos sectores por fallas geológicas. En este momento en el que por fin se ve la luz al final del túnel de la Línea, como lo anunció el presidente en su visita a esta zona, cuando indicó que en mayo se estaría entregando la obra, el país debe mirar a este otro corredor vial, que es tan importante y necesario como el que conecta por Cajamarca. El de Letras tiene la ventaja de que ya se han tenido diseños de varias obras que ayudarían muchísimo a hacer más transitable este recorrido.
Las peticiones del aparato productivo caldense están claras desde hace 40 años: rectificaciones de curvas que provocan dificultades para la movilidad de tractomulas, como quedó demostrado durante este mes en el que se han presentado por lo menos cinco accidentes de estos vehículos, cuando aumentaron su paso por este sector tras los cierres continuos en La Línea. Es evidente que una concurrencia de vías sería lo más competitivo para el país, pero tiene que ser con dos trayectos de excelentes características. Otras obras clave tienen que ver con la estabilidad de taludes, como se ha hecho en el sector de Sabinas a Letras, lo que ha reducido de manera enorme los riesgos para los vehículos.
Es necesario complementar estas obras con el viaducto en la falla de Mesones, en donde se presentan serias afectaciones a la movilidad, sobre todo en época invernal, y las variantes en Padua y en Fresno, obras indispensables, pues no tiene sentido que aún hoy se tenga que tomar una curva de 90 grados en el primer punto, lo que genera grandes trancones cuando se aumenta la movilidad en el corredor. Estos proyectos ya tienen estudios en fase II, por lo que el Invías debiera prestar atención al clamor para que se pueda pensar en aumentar la competitividad, que de eso es de lo que se trata.
La intervención en los que solicitan los gremios de Caldas podría tener costos que superen el billón de pesos, pero resulta indispensable la inversión para los efectos que puede producir, además en la seguridad de los viajeros. Si hay voluntad, se pueden realizar las mejoras en forma escalonada, por etapas. Unas vías de condiciones técnicas más apropiadas ayudan reducir la accidentalidad, que hoy aumenta. Hay que buscar la manera de lograr estas obras para que el país continúe con su proceso de modernización.

Apenas se den al servicio las vías que permitirán el par vial en el sector de La Línea y del túnel, también se requerirá de un corredor alterno de buenas condiciones y es este que hoy tenemos, que goza de buen mantenimiento, pero que requiere la atención necesaria para que sea una vía de especificaciones más acordes con los diseños que hoy se hacen ese tipo de construcciones. También ayudaría a conectar a Caldas con Tolima y Cundinamarca para aumentar el flujo comercial entre estas regiones.