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Las cosas se están haciendo bien en Caldas. Así lo evidencia el reporte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), que muestra que Caldas, al lado de Antioquia y Amazonas, son las tres regiones del país que el año pasado crecieron más (3,5%), por encima del promedio nacional (2,6%). En nuestro caso específico, el 2018 fue el mejor del cuatrienio en crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Para el año pasado el PIB de Caldas subió a los $15,7 billones, que corresponden al 1,61% del nacional, y que nos ubica en un PIB per cápita de $15 millones 854 mil 396, en la posición 15 en el país, como ocurre desde el 2015.
 Estas cifras muestran que los sectores público y privado vienen trabajando bien en la región, y que hay sectores como el comercio al por mayor y al por menos, la construcción, las actividades profesionales, científicas y técnicas, y la información y comunicaciones que se expanden a buen ritmo. Sin embargo, la explotación de minas y canteras, las actividades inmobiliarias, la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca no tuvieron resultados positivos. Habrá que ver en detalle en cada uno de los sectores qué es lo que puede mejorarse y qué se hace mal, para ver si es posible alcanzar niveles de crecimiento mayores y ayudar a que Colombia cumpla sus metas por encima del 5%, como tanto se ha dicho.
 Así, el primer reto es sostenerse, seguir avanzando en lo positivo y buscar nuevas alternativas que garanticen que las tendencias de crecimiento se mantengan en la misma dirección, con atracción de nueva inversión. Un trabajo de mayor alcance en materia de agroindustria, aprovechando nuestras fortalezas en ambos sectores y su posibilidad de encontrar complementación, puede ayudar; nuestros niveles de productividad siguen siendo bajos, pese a que Caldas está entre los departamentos más competitivos del país, como lo evidencia la medición del Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario, pero todavía hay factores que pesan mucho en contra para ser más productivos.
 Hay que fijar, entonces, nuevas metas de crecimiento más ambiciosas, y que los empresarios y el gobierno trabajen más en equipo en la creación de un ambiente favorable al crecimiento. En ese sentido, es fundamental dejar atrás las polarizaciones políticas, recuperar el optimismo, lograr que el consumo interno se reactive, avanzar con mayor fuerza en las exportaciones y que la implementación de los acuerdos de paz sea palpable, ya que en la medida en que desde el exterior se perciba que el conflicto armado interno fue superado, realmente, será posible que lleguen capitales dispuestos a generar nuevos proyectos productivos, con sus respectivos efectos positivos en empleo.
 El hecho de que la producción industrial colombiana de enero a abril de este año solo haya crecido 1,2%, cuando en igual periodo del año pasado lo hizo en 2,5%, resulta preocupante, y podría hacer que los buenos resultados de Caldas del año pasado sientan para este año ese lastre. Ojalá que no, y que el enfriamiento económico sea pasajero. Las obras de infraestructura han demostrado ser un buen motor económico, que de mantener el mismo ritmo de ejecución que en los años recientes podría impactar favorablemente. En el caso de Caldas, una debilidad son las vías de comunicación y la conectividad, en general, así que todo lo que se mejore en esos aspectos tendrá incidencia positiva.

En general, las posibilidades para Caldas son buenas, y hay que hacer lo necesario para aprovecharlas. Si el PIB nacional creció 2,6% el año pasado, cuando nuestro departamento creció 3,5%, este año la posibilidad de estar por encima del 4% es cercana, si se tienen en cuenta las proyecciones que apuntan a que Colombia crezca este año alrededor del 3,6%. Hay que esforzarse para continuar por la misma senda.