Los datos definitivos del Censo de Población y Vivienda del 2018, entregados recientemente por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) evidencian que tanto Caldas, como Manizales, crecieron en población, pese a las advertencias acerca de que inicialmente se había dicho que habría un decrecimiento desde el censo del 2005. Con el ajuste de la omisión censal aplicada de 74 mil 783 personas en Caldas, el departamento ajustó 998 mil 255 habitantes, unos 30 mil más que hace 13 años, incluso por encima de la cifra proyectada.
El fenómeno de Manizales fue más interesante aún. Su población creció hasta llegar a los 434.403 habitantes, es decir 54.431 más que la cifra del 2005, con lo que se cae el mito de que la ciudad posiblemente habría decrecido en este tiempo y, por el contrario, es reflejo del vigor que viene teniendo la capital caldense en diversos aspectos que le permiten tener un Índice de Progreso Social (IPS) elevado, una posición privilegiada en competitividad y tener un innegable liderazgo en la Red de Ciudades Cómo Vamos, de la que hacen parte las principales capitales del país.
La dinámica demográfica en Caldas, a la luz de los nuevos resultados, evidenció que al lado de Manizales crecieron las poblaciones de Villamaría, Anserma, Marmato, Pácora, Risaralda, Supía y Victoria, mientras que Manzanares, Neira, Pensilvania y Samaná fueron los que presentaron una caída demográfica mayor, que superó los 5 mil habitantes cada uno. También cayó la población en Aguadas, Aranzazu, Belalcázar, Chinchiná, Filadelfia, La Dorada, La Merced, Marquetalia, Marulanda, Norcasia, Palestina, Riosucio, Salamina, San José y Viterbo, aunque en menor proporción.
Estas realidades les debe servir de guía a los alcaldes que tomarán en sus manos los destinos de los 27 municipios caldenses y, desde luego, al nuevo gobernador de Caldas, para trazar programas y estrategias que apunten a atender fenómenos sociales específicos. Las políticas públicas departamentales, por ejemplo, tendrán que tener en cuenta en adelante un índice de envejecimiento del 67,1, lo cual significa que de cada 100 jóvenes menores de 15 años en la región hay 67 personas mayores de 65 años. Para Manizales el desafío con las personas de la tercera edad es mayor, tomando en cuenta que en la capital el índice de envejecimiento es de 79,8.
De todos modos, y tomando en cuenta la movilidad que se da entre los jóvenes, principalmente, quienes en mayor número emigran hacia otras regiones de Colombia y el mundo, se tendrán que reforzar las estrategias para retenerlos, ofreciéndoles mejores empleos y posibilidades para desarrollar exitosamente sus carreras. De igual manera, está la realidad del descenso en el número de nacimientos, que se refleja en los 6.701 del 2005 frente a los 4.825 del 2018, lo cual se traducirá en el futuro en cambios drásticos en la pirámide poblacional. El logro de una mejor calidad de vida para todos pasa por no ignorar estos fenómenos.
En general, todos los datos en detalle acerca de las viviendas, del tamaño de los hogares, de las migraciones internas, de las defunciones y demás información alrededor de las dinámicas sociales en Manizales y en Caldas deberán tener un peso específico a la hora de elaborar políticas públicas que apunten a solucionar los principales problemas de la región. Puede considerarse que los gobernantes que acaban de ser elegidos son privilegiados, al contar con una herramienta fresca que les permite tener una bitácora más cierta sobre dónde deben estar los énfasis de sus gestiones.
