Un estudio elaborado por la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas) asegura que la calidad del aire en Manizales es aceptable, en el sentido de que se ajusta bien a los límites establecidos en Colombia (50 microgramos de PM10 por metro cuadrado), aunque no cumpla por poco ante los estándares internacionales fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 20 microgramos de PM10 (partículas con diámetro de 10 micrones). El resultado es bastante satisfactorio (24 microgramos) frente a lo que ocurre en ciudades como Medellín y Bogotá, donde recientemente se han tenido que adoptar medidas de contingencia para luchar contra la contaminación, pero también es un llamado a no bajar la guardia en las medidas para garantizar un buen aire en la ciudad.
El estudio mostró que los niveles de contaminación del aire son más altos en los alrededores del Liceo Isabel La Católica y el sector de la Gobernación de Caldas. Otros medidores instalados en Milán, y en los campus Palogrande y La Nubia de la Universidad Nacional dan cuenta de niveles más bajos. Se concluye que las mayores fuentes de partículas contaminantes suspendidas en el aire son los vehículos, las industrias y el volcán nevado del Ruiz. Por la topografía de la capital caldense, donde los vehículos deben usar bastante los cambios bajos para los arranques, el riesgo de contaminación de origen vehicular es alto. Tal vez por eso, Pereira y Armenia están mejor que nosotros, aunque aquí tenemos mayor interés por hacer las mediciones.
Ahora bien, experiencias de días sin carro y sin moto en la ciudad, durante los cuales gran porcentaje del tráfico normal ha salido de circulación, dejan como resultado en las mediciones que el cambio no es notorio, y que en algunos casos inclusive aumentan los niveles contaminantes. Eso evidencia que los mayores responsables de las emisiones dañinas son los vehículos de transporte público. En ese sentido, se necesita que las autoridades ejecuten más controles a tales automotores, con el propósito de garantizar que la contaminación por su causa puede bajar de manera significativa.
Algo importante es que exista en Caldas la llamada Mesa por la calidad del aire, en la que participan actores clave de los sectores público y privado, y que viene reflexionando acerca de las posibles soluciones al problema. Una buena medida sería que los ciudadanos cuenten con herramientas para poder medir la calidad del aire, como se tiene previsto. También se ha profundizado la cultura del uso de sistemas alternativos de transporte y está previsto seguir fomentando el uso de cables aéreos, que también son amigables con el ambiente. Sin embargo, todavía faltan mayores esfuerzos para poder afirmar categóricamente que tenemos un buen aire, y que cumplimos con las exigencias en el contexto mundial.
Es preocupante que, como lo afirma el secretario de Ambiente de Manizales, Ricardo Germán Gallo, el 55% de los vehículos de la ciudad no tengan revisión técnico-mecánica, eso saca a la luz que los controles de las mismas autoridades están fallando y las supuestas sanciones aplicadas no están cumpliendo con el objetivo. Otro asunto que puede contribuir a este fenómeno tiene que ver con las denuncias de certificaciones de emisiones de gases falsificadas, obtenidas supuestamente en ciudades ajenas al lugar habitual de circulación. Si realmente queremos mejorar nuestro aire y no descuidarlo ante los aparentes buenos resultados de las mediciones, hay que ser mucho más estrictos frente a las mayores fuentes de contaminación que hay en la ciudad.
