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El ejercicio de Lupa a la contratación viene encontrando mejoras en materia de contratación en la Administración Municipal de Manizales. Hay que resaltar dos aspectos: la contratación directa o "a dedo" bajó de manera sustancial, un 46% entre el 2017 y el 2018, mientras que el método de selección abreviada que da mayores garantías de contratación objetiva, ganó terreno. En años anteriores la contratación directa era la campeona, lo que daba lugar a suspicacias acerca de la posibilidad de estar haciendo un uso inadecuado del erario.
Algo llamativo en la Alcaldía es la manera como se dobló el monto de contratos entre el 2017 y el 2018, donde el método de licitación tuvo un incremento del 519%. Ese es, sin duda, un buen síntoma, y la demostración de que cuando hay voluntad política las cosas se pueden hacer, que solo se requiere poner interés y comprometerse con actuar de manera que la información pública no se quede oculta.
Tal vez gracias a esa forma más plural y diáfana de contratación es que la percepción de la ciudadanía frente al nivel de corrupción de la ciudad es la más baja del país, pues solo un 15% de los entrevistados por el programa Cómo vamos cree que la corrupción en Manizales ha aumentado, frente a un 53% en Cartagena, que es la más alta.
Son evidentes los avances en transparencia, pero además de aplaudir los cambios es necesario mantenerse firmes en esa senda para que los ciudadanos tengan cada vez una mayor confianza en la administración pública. Un mecanismo que tradicionalmente la ha alimentado ha sido la contratación directa que, si bien no implica necesariamente que se pierdan los recursos públicos, pues es ineludible en algunos casos específicos, sí deja dudas y permite favorecimientos indebidos.
La Administración Central fue la que más avances tuvo, igual que en Invama, Cable Aéreo y el Instituto de Cultura y Turismo, aunque en estos últimos la contratación directa se mantiene alta. En otras entidades de régimen especial como People Contact, Aguas de Manizales, Assbasalud, Emsa Lotería de Manizales y el Concejo, debido a que tienen la posibilidad de contratar por fuera de la Ley 80, todavía se necesita un mayor trabajo en transparencia, con más licitaciones y concursos públicos que cierren el paso a los contratos sin filtros técnicos. Hay que prestar atención a lo que ocurre en la Terminal de Transportes, donde contrario a descender la contratación directa aumentó. La explicación acerca de que la causa es la Ley de Garantías no es satisfactoria. 
En la cultura de nuestra administración pública hay que cimentar los criterios de rigurosidad y objetividad que permitan la llegada de mejores propuestas y, sobre todo, la escogencia de las opciones que más se acomoden a los requerimientos de municipios y departamentos para su desarrollo. En el caso de Manizales una buena práctica es la Urna de Cristal, caracterizada por la posibilidad de que los proponentes vigilen los procesos de manera virtual durante 24 horas, con el propósito de que las reglas de juego sean iguales para todos. Son estrategias que podrían fortalecerse para derrotar la corrupción que ronda.

Un asunto fundamental para mantener por buen cauce la contratación es un proceso de planeación de la inversión y el gasto con mayor rigor y ética, que consolide prácticas sanas para las finanzas públicas. Inclusive, eso haría que desciendan de manera significativa los contratos de prestación de servicios que pueden llevar a nóminas paralelas y gastos innecesarios. En todo esto, la verdad es que la acción de los entes de control como las contralorías se ha quedado corta. Ojalá estas entidades se logren sintonizar con las necesidades de hoy y las exigencias ciudadanas den una mayor transparencia.