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Caldas comenzó el año muy mal en accidentes con víctimas mortales en las carreteras. Al cierre de enero se contabilizaron 17 fallecidos por esta causa, una cifra equivalente al 20% del total del año pasado, cuando murieron en accidentes de tránsito 81 personas. Con respecto al mismo mes del 2019 lo de este enero es aún peor, ya que hace un año solo se reportaron 3 fallecimientos en estas circunstancias. Además, no se tiene reporte cercano de un mes con una cifra superior a 17 (el más próximo es marzo del año pasado con 14), lo que tiene que llevarnos a la reflexión.
Ayer, al cierre de esta edición, se conoció que un joven que se transportaba en bicicleta desde el páramo de Letras hacia el corregimiento de Padua, en Herveo (Tolima), falleció al chocar contra un camión. Si bien este hecho entrará a las estadísticas de muerte en las carreteras del vecino departamento, también hace parte de esas situaciones infaustas que cobran vidas en la vía y frente a las cuales hay que tomar medidas para evitar que se repitan. 
La mayor cantidad de las muertes en los accidentes de carretera en Caldas se dio en el norte de departamento. El más notorio fue el ocurrido entre Pácora y Salamina, cuando una buseta de Empresa Arauca cayó a un abismo por causas aún desconocidas. Allí murieron 5 personas y otras 13 quedaron heridas. Se cree que un microsueño del conductor pudo ser la causa del accidente, aunque se estudian todos los posibles móviles. Como sea, los conductores de servicio público deben estar descansados y en buenas condiciones de salud para cumplir su tarea. Esa es una obligación de ellos y de las empresas para las que laboran. 
El otro siniestro que fue noticia en la última semana fue el de un yip de servicio público que se desplazaba por la vereda Encimadas de Aguadas. En ese caso murieron una mujer y un niño, como consecuencia de las fallas mecánicas del automotor. Este accidente, como otros que en el pasado se han reportado en zonas rurales del departamento, evidencian que los carros de este tipo requieren una mejor supervisión de las autoridades de tránsito. Además, en la mayoría de los casos se trata de automotores con muchos años que se desplazan por carreteras difíciles, y por lo cual deberían cumplir de manera más estricta las exigencias de seguridad, como evitar el sobrecupo, por ejemplo.
La condición de las carreteras también influye en la ocurrencia de accidentes, y los dos casos más notorios del mes tuvieron como escenario vías en muy mal estado. Es bueno, en ese sentido, que se estén ejecutando reparaciones en el trayecto entre Salamina y Pácora, en un tramo de 14 kilómetros. Esa inversión de casi $27 mil 858 millones tiene que servir para evitar muertes en la carretera. Sin embargo, lo más importante es la prudencia de los conductores, quienes deben atender muy bien las señalizaciones y no excederse en velocidad. Desde luego, una buena señalización y un mantenimiento permanente son vitales.

El problema no es solo de Caldas, sino del país, pero los peatones y conductores de vehículos, motocicletas y bicicletas de nuestra región debemos asumir el compromiso de actuar con responsabilidad. También las autoridades de Policía, los alcaldes y los comandantes de las estaciones tienen que hacer cumplir las normas y evitar excesos en los transportes veredales, a los que tan poca atención se presta; revisar continuamente que quienes conducen tengan los documentos en regla; controlar el exceso de velocidad; y tener campañas permanentes de prevención para los peatones y para los conductores.