El presidente Iván Duque, como se previó desde sectores científicos y de opinión, decidió extender la cuarentena por dos semanas más, hasta el 25 de mayo, pero con la apertura gradual de otros sectores de la economía, con el propósito de evitar la destrucción de empleos y el cierre de empresas. La verdad es que las cifras de avance de la pandemia que tenemos hasta el momento permiten tomar el riesgo y tratar de avanzar en la normalización de la vida en el país, aunque manteniendo fronteras regionales cerradas.
Ahora no solo se retomarán actividades industriales, sino incluso algunas comerciales, pero con la condición del cumplimiento de protocolos de bioseguridad que no pongan en riesgo los logros de la estrategia de cuarentena y aislamiento social que se ha tenido hasta el momento. En estas determinaciones hay que ser supremamente prudentes y cautos, para que además de proteger la economía se mantenga un férreo cerco de cuidado sanitario.
Es vital no perder control y no exponerse a la posibilidad de un rebrote de los contagios. Además de las manufacturas que funcionan desde el 27 de abril, ahora se suman fábricas de muebles, vehículos, maquinaria y equipo. Y en comercio están las ventas al por mayor (vehículos, muebles, prendas de vestir) y al por menor, como los vehículos, librerías, papelerías, lavanderías y algunos productos de mascotas.
También parece acertado que se dé la posibilidad a los menores de 6 a 14 años para que salgan acompañados por un adulto, tres días a la semana durante media hora, para hacerle frente al estrés y la ansiedad naturales derivados de un confinamiento tan largo (cerca de mes y medio). En esto habrá que tomar todos los cuidados, para evitar que los niños se infecten y terminen transmitiendo la enfermedad a adultos mayores o personas con afectaciones en su salud que las hace vulnerables.
Un punto muy importante es el de la apertura de algunas actividades económicas en los municipios que están libres de contagio. En el caso de Caldas son 19 de los 27 municipios, y serán los alcaldes los que definan si consideran viable la reactivación de esas labores, y quienes deberán monitorear para garantizar que se cumplan los protocolos de bioseguridad adecuados. Mientras no haya aglomeraciones de personas el riesgo de contagio será menor, por lo que actividades individuales, como las de estética o peluquerías, se podrían autorizar con cuidados estrictos.
Para poder seguir en esta misma senda, hay que ser menos lentos y más seguros. Es fundamental, por ejemplo, hacer muchas más pruebas diarias a personas que se crea pueden ser portadoras del coronavirus, y de esa manera evitar que los asintomáticos de manera involuntaria contagien a otros, y que las EPS actúen con mayor responsabilidad y criterio humano, para que todos los procesos que prevengan la enfermedad sean desarrollados a tiempo, y así garantizar datos que sirvan de verdad para soportar cada decisión que se tome.
