Cerca de 130 mil estudiantes de Caldas, en los que se incluyen los de Manizales, comenzaron ayer actividades académicas virtuales, debido a que por la cuarentena nacional para contener y mitigar el avance de la enfermedad covid-19, no es posible reanudar desde las aulas. De acuerdo con las disposiciones nacionales, las clases serán impartidas por medio de plataformas virtuales por lo menos hasta el último día de mayo, pero la probabilidad de que ese plazo sea extendido es alta.
Este diario publicó domingo y lunes informes especiales con expertos acerca de los desafíos que esta situación plantea para todos los actores del entorno educativo, ante una realidad de desigualdad que se refleja en que gran parte de los estudiantes no tienen en sus casas las condiciones mínimas tecnológicas para poder recibir las clases. Muchas familias carecer de computador, otras tampoco tienen celulares inteligentes y el internet para la gran mayoría es un lujo que no pueden darse cuando el aislamiento social no ha permitido que los proveedores de los hogares salgan a conseguir la comida diaria.
La realidad es bien lejana del ideal de tener una sociedad interconectada en la que la educación tenga como aliada efectiva la tecnología. Es verdad que la emergencia del coronavirus nos llegó de manera sorpresiva, pero también que se desnudó la enorme necesidad de llevar herramientas básicas de comunicación a los hogares más pobres de nuestro país. En Caldas no estamos en mejores condiciones, y un gran desafío será llevar internet social a las viviendas, pero además los aparatos que permitan que niños y jóvenes se puedan educar correctamente.
De hecho, es fundamental aprovechar los aprendizajes de la contingencia para avanzar más rápido en estas alternativas, que serán útiles en el futuro. Los maestros tienen la enorme responsabilidad de prepararse mejor en lo tecnológico y consolidar métodos pedagógicos nuevos, sin perder de vista la necesidad de que más temprano que tarde se retorne a la presencialidad, tan necesaria sobre todo en primera infancia cuando la interacción social verdadera es tan importante para aprender.
Ahora bien, al ser esta una coyuntura, es mejor evitar que los niños y los jóvenes se queden enclaustrados sin hacer nada. Como sociedad tenemos el deber de ayudar de las formas posibles para que un mejor acceso a la tecnología les permita avanzar en sus competencias y habilidades. Hoy en Caldas debemos ser más exigentes con la búsqueda de soluciones a los problemas que plantea la pandemia y sus efectos en el sistema educativo y comprometernos a mantener un nivel académico que les garantice a las nuevas generaciones salir adelante con dignidad.
Esta dura realidad hay que mirarla, no obstante, como la puerta de entrada a un mundo en el que puedan nivelarse las condiciones de los niños y jóvenes para acceder al conocimiento. Es un llamado a ser más creativos, a reinventar la manera en que se dan los procesos y buscar por medios alternativos mejores resultados académicos en un horizonte de mediano y largo plazo.
