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La posibilidad de que el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso sea deportado a Italia desde los Estados Unidos, donde ya cumplió una condena por narcotráfico, parece demostrar que fue prematura su extradición al país norteamericano en el 2008, durante el segundo gobierno del expresidente Álvaro Uribe. Mancuso, como los demás líderes del paramilitarismo que fueron extraditados, debieron primero haber respondido ante la justicia colombiana, pagado acá sus graves crímenes o al menos contado la verdad de los mismos, y responderles a sus miles de víctimas. De esa manera habrían contribuido a la construcción de una paz efectiva. Hoy, arriesgamos a que la impunidad termine imponiéndose.
Ahora, ante la posibilidad de ir a la tierra de sus ancestros como un hombre libre, sus víctimas en Colombia tendrán que conformarse con olvidar lo sufrido por causa de la sangrienta violencia paramilitar, que tuvo a Mancuso como protagonista. Eso, pese a que el propio exjefe paramilitar, de 56 años, ha dicho que quisiera hablar acerca de lo que pasó durante aquellos años en los que, con el respaldo de algunos políticos, quisieron “refundar la patria”. Ya la Corte Suprema de Justicia confirmó las sentencias del 20 de noviembre y 31 de octubre del 2014, en las que se le condena por la comisión de crímenes cometidos durante el conflicto armado.
Frente a algo tan serio y definitivo como la posibilidad de conocer la verdad de esas situaciones, lo cual les ayudaría a muchas víctimas a enterrar su duro pasado y sanar heridas, diversas causas llevan a que un posible regreso de Mancuso a Colombia se diluya. Son ya varios los errores de funcionarios del alto gobierno la solicitud de extradición a las autoridades estadounidenses, lo que no se compadece con la urgencia de que el jefe paramilitar responda, como se espera, ante las autoridades colombianas.
Si bien hay diversos pedidos de jueces que solicitan su captura y extradición, incluso desde hace varios meses, el miércoles la Cancillería admitió que no había presentado una solicitud formal de ese procedimiento ante el Departamento de Estado de los Estados Unidos, porque faltaban unas traducciones de documentos al inglés. Horas después se rectificó y aseguró que la solicitud de extradición se había concretado desde hace algunos días. Lo cierto es que desde abril hay pedidos de jueces en ese sentido y no se reaccionó a tiempo, y en cada paso se observan actuaciones erróneas. Tantos posibles equívocos tendrán que ser investigados por la Procuraduría General de la Nación.

Ojalá no haya más demoras injustificadas y que Mancuso sea capturado y extraditado, antes de que se concrete la deportación a Italia. La defensa del exjefe paramilitar se ha movido de manera más rápida y efectiva, llegando al punto de exigir su deportación al país europeo por ser un ilegal desde que salió de la cárcel hace cerca de 90 días. Antes del 4 de septiembre saldría de los Estados Unidos, sin aclarar en nuestro país hechos tan lamentables como la masacre del Aro, entre otros tantos.