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En su discurso de posesión simbólica, el pasado viernes, el alcalde electo de Manizales, Carlos Mario Marín, fue insistente en que trabajará para que haya una mayor integración entre la capital caldense y las otras dos capitales del Eje Cafetero, así como con los municipios del Centrosur del departamento, que están a solo un paso de conformar un área metropolitana. Integración fue una palabra que usó varias veces para expresar este empeño, y destacó que entre los invitados al acto estaban quienes gobernarán esas capitales y esos municipios vecinos, con los que Manizales comparte múltiples intereses y expectativas (eso salta a la vista en el informe de municipios que presentamos hoy).
Muy seguramente en su posesión mañana, en el municipio de Palestina, el gobernador electo de Caldas, Luis Carlos Velásquez, insistirá en el asunto, con el que se ha mostrado muy comprometido desde la campaña. El hecho de que haya escogido esa población del Centrosur para la investidura no solo evidencia su decisión de trabajar para que se concrete el Aeropuerto del Café, sino que demuestra que su administración mantendrá el esfuerzo hecho por el saliente Guido Echeverri para que el área metropolitana deje de ser un sueño de varias décadas y se convierta en realidad. Esta zona caldense representa el 66% del Producto Interno Bruto y el 53% de la población del departamento.
Además, el que para ese día se haya coordinado una especie de circuito de posesiones con los electos gobernadores de Risaralda y Quindío (Víctor Manuel Tamayo y Roberto Jairo Jaramillo) también habla de su compromiso de fortalecer la Región Administrativa de Planificación (RAP) del Eje Cafetero y profundizar aún más los vientos integradores. No podemos perder de vista que somos paso obligado entre Bogotá y Medellín, y Bogotá y Cali, y entre Cali y Medellín. Somos una región bisagra entre las tres principales ciudades colombianas. Unidos podemos lograr una mejor posición de negociación ante el resto del país siempre y cuando trabajemos de manera coordinada y como equipo.
Así, pues, con Marín y Velásquez, estamos ante dos gobernantes que comparten la idea de estrechar lazos con los vecinos y derribar las barreras que en el pasado han ido en contra del entendimiento regional que, de lograrse de manera más concreta, representaría una presencia fuerte del Eje Cafetero en el contexto nacional y la posibilidad de jalonar cada vez más recursos de la Nación para financiar proyectos de desarrollo y obras que no solo beneficien a nuestra región sino a todo el país.
Lo que debemos esperar es que los nuevos gobernantes vecinos estén igual o más comprometidos con avanzar en una integración más sólida. Igual debe ocurrir con las fuerzas parlamentarias y con los gremios privados, quienes en bloque deben ser interlocutores ante el Gobierno Nacional en la defensa de los intereses regionales.

En lo relacionado con el área metropolitana del Centrosur caldense, solo falta que la Registraduría Nacional del Estado Civil fije la fecha de la consulta popular en la que los habitantes de Palestina, Chinchiná, Neira, Villamaría y Manizales podremos dar el sí a la conformación de ese ente administrativo. Desde ahora y hasta su realización será fundamental que el alcalde Marín, al lado de los mandatarios de los otros cuatro municipios (Mauricio Jaramillo, Eduardo Andrés Grisales, Luis Gonzaga Correa y Andrés Felipe Aristizábal), con el respaldo del gobernador Velásquez, expliquen las ventajas de concretar el área, los beneficios directos para los ciudadanos y las posibilidades que se abren para el desarrollo de proyectos conjuntos en materia de movilidad, protección ambiental, servicios públicos, autonomía catastral y toda clase de avances en educación, innovación y desarrollo económico. Es momento, entonces, de pasar de las palabras a los hechos.