La Alcaldía de Manizales decidió que durante lo que resta del año se mantendrán las clases a distancia, haciendo uso de medios tecnológicos, sin acoger el concepto de alternancia propuesto por el Ministerio de Educación Nacional. Para el alcalde de la capital caldense, Carlos Mario Marín, es una determinación responsable “buscando salvaguardar la integridad de los estudiantes, profesores y sus familias, evitando la propagación y contagio de la covid-19”.
Si bien es acertado actuar con prevención en momentos tan inciertos como el actual, también hay que aceptar que con las deficiencias que tenemos en conectividad y los problemas de muchas familias para acceder a la tecnología, la calidad educativa se verá afectada. No hay duda de que este será un mal año para los avances académicos, pero hay que ser realistas y admitir que el panorama solo deja la opción de escoger los caminos con menores riesgos.
Tampoco hay duda de que los colegios privados se encuentran mejor preparados que los públicos para la virtualidad, y que ese esquema juega en contra de la equidad, ya que son los estudiantes de menores recursos económicos los que más dificultades tienen para poder aprender por canales tecnológicos, debido a los problemas de conectividad y la calidad de los equipos que tienen, si es que los tienen. De mantenerse este esquema de trabajo por mucho tiempo los grandes perjudicados serán los niños y jóvenes de familias pobres.
Lo ideal sería poder volver pronto a las clases presenciales, obviamente con todos los cuidados, porque la virtualidad está lejos de ser aceptable. Hoy en Manizales hay una cobertura del 64%, por lo que es urgente enfocar los mayores esfuerzos en lograr que el restante 36% logre nivelarse y no quedar por fuera de las oportunidades de acceder al conocimiento, simplemente por limitantes económicas.
Este asunto tiene dimensiones más complejas en el ámbito departamental, ya que los problemas de conectividad en los municipios son más críticos. Así las cosas, y tomando en cuenta que en la mayor parte del departamento no hace presencia la pandemia, la mejor determinación en numerosos casos será regresar a las clases presenciales, desde luego con todos los criterios de autocuidado necesarios. El bajo número de alumnos en varias poblaciones y la distancia de los centros urbanos juega a favor del regreso a la presencialidad.
Es comprensible que padres y profesores se sientan inseguros, pero habrá que encontrar las fórmulas para que ese proceso se pueda dar de manera exitosa, con el cumplimiento del derecho a una educación de calidad y equitativa. Hay que entender que la escuela no es solo espacio para adquirir conocimientos, sino sobre todo para socializar y convivir con otros, muchas veces muy diferentes.
Los riesgos no pueden negarse, pero hay que aprender a convivir con esta pandemia, cumpliendo las medidas de bioseguridad en una sociedad que no puede detenerse. Tal vez en Manizales haya argumentos para no volver pronto a la presencialidad, pero no ocurre igual en las zonas más alejadas del departamento en donde no haya covid-19.
