El agua que consumimos los manizaleños en gran medida proviene de la cuenca de río Blanco, en el oriente de la ciudad. Esta es una zona con gran riqueza de fauna y flora que también es potencial destacado para el ecoturismo controlado. Aguas de Manizales tiene allí una buena porción de predios que son protegidos para garantizar que sus condiciones sean favorables a la producción permanente del agua que llega a las bocatomas para ser tratada y luego conducida por tuberías a los hogares de los manizaleños. Por eso, resulta positivo que la Alcaldía piense en adquirir más predios en la parte alta de la cuenca, lo que ayudaría a garantizar que no nos falte el agua en el futuro.
En el Concejo Municipal se discute, actualmente, una autorización para que la Administración Municipal pueda comprar 516 hectáreas de los predios Barcelona (137,6 ha), Playa Larga (140 ha) y El Paraíso (238,4 ha). Es una idea de la que se habló en el 2017, cuando se discutió el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), pero se requiere claridad acerca del precio que se pagaría por esos terrenos; en el POT quedó aprobada la inversión de $1.900 millones con ese objetivo. Quedarían pendientes para una compra futura otras 817 hectáreas en lo que se conoce como el ábaco de la cuenca, el cual fue delimitado por Corpocaldas. Algunas de esas tierras están dedicadas al cultivo de papa y la ganadería, lo que incide en la calidad del agua que llega a las bocatomas.
Una vez adquiridas, esas tierras deben ser reforestadas con especies nativas, de tal forma que recupere en el mediano y largo plazo la posibilidad de convertirse en nuevos manantiales de agua para la región. Hoy el caudal de río Blanco es de 570 litros por segundo, cifra que deberá incrementarse en los próximos años. Estos son los pasos que deben seguirse, si se quiere que más adelante tengamos agua suficiente para el consumo humano en la región, y de la mejor calidad. Sería ideal poder hacer lo mismo en otras cuencas de las que proviene el agua que surte los acueductos en la región.
En ese mismo sentido debe resaltarse el acuerdo entre Corpocaldas y los ganaderos de la parte alta de la Cordillera Central para proteger el río Chinchiná. La prueba piloto se aplica en 8.273 hectáreas de la cuenca de esa fuente hídrica, donde habrá reforestación, legalización de uso de recursos naturales, regeneración de las zonas deterioradas y hasta inclusión social de las comunidades, para que se comprometan a proteger el río. De hecho, ya hay un Plan de Ordenación y Manejo de Cuenca Hidrográfica (POMCA) del río Chinchiná, con el que se esperan resultados muy positivos en el futuro. De esa cuenca también hacen parte los ríos Guacaica, Claro, Blanco, Molinos y las quebradas Olivares y Manizales, con incidencia en todos los municipios del Centro Sur caldense.
Esta es una razón adicional para impulsar con fuerza la iniciativa del Área Metropolitana que reúna a Chinchiná, Palestina, Villamaría, Neira y Manizales. Esta zona comparte ecosistemas y toda clase de riquezas ambientales alrededor de sus cuencas y microcuencas que deberán ser fortalecidas para garantizar cantidad y calidad de agua en las próximas décadas. En este objetivo también contribuirá la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), en el sector de Los Cámbulos, frente a Villamaría, en el río Chinchiná. Con ella se pretende disminuir, al menos, en un 50% la contaminación que ese río lleva aguas abajo. Para esto se hará una inversión de $110 mil 168 millones, de los cuales $42 mil 800 millones serán aportados por el Gobierno Nacional.
