Fecha Publicación - Hora

El Instituto de Promoción y Desarrollo de Caldas (Inficaldas) fue creado en 1998 como alternativa de financiación de proyectos para los municipios del departamento. Esa es su tarea misional desde un principio, la cual fue cambiando, desviándose de su razón de ser. En buena medida por ese extravío los resultados económicos de la entidad llegaron a ser negativos o de utilidades exiguas. Por fortuna, 21 años después de su fundación, Inficaldas arroja utilidades por $20.754 millones, el mejor resultado hasta ahora.
El positivo estado actual sobresale frente a lo que ocurría en 2015, hace apenas cuatro años, cuando la entidad estuvo en riesgo de desaparecer. Debe reconocerse que la gestión de los años recientes es positiva, demostrando que en el sector público son posibles gestiones responsables que se reflejen en crecimiento y rentabilidad a favor del erario, y desde luego del bienestar ciudadano. El año pasado, cuando ya se empezó a sentir la recuperación, las utilidades fueron de $9.761 millones. Si se mantiene en la senda correcta, para el 2020 podría obtener ganancias muy superiores a las actuales.
Además del rescate del propósito inicial, la reducción de gastos de funcionamiento, también sirvió para que se cumpliera la meta de utilidades. La inversión tuvo un crecimiento significativo que ahora recibe su recompensa. Además, se pasó de entregar créditos por $300 millones en el 2015 a una cartera de $28.664 millones este año. Se demuestra así que más que buscar aventuras en inversiones en proyectos riesgosos, el balance es mejor si se mantiene la idea original.
Es evidente que prestarles a los municipios es muy seguro, hay bajo riesgo de que el dinero se pierda si se siguen correctamente los protocolos y se hace con la transparencia necesaria. Son recursos que gozan de respaldos suficientes y garantías, además de que la misma entidad, con el apoyo de la administración central, puede acompañar y verificar el uso adecuado de los recursos solicitados. Así, Inficaldas tiene más posibilidades de prestarles a los municipios a tasas competitivas, además de transferir a la Gobernación cerca de $4 mil millones que servirán para proyectos de beneficio para los caldenses.
Otro punto acertado tiene que ver con las inversiones en el Aeropuerto La Nubia, que ascendieron a $10.157 millones. Con ello no solo equilibró su funcionamiento, sino que pasó de $337 millones de pérdidas en el 2015 a $157 millones de ganancias a octubre pasado. También se han invertido $119.060 millones en el Plan Vial II que cubre a 14 municipios, lo que mejora la movilidad entre dichas poblaciones y en su interior.
Todo esto se refleja en logros como el aval de la Superintendencia Financiera para actuar como banco público, así como una mejor calificación de riesgo, paso que describe su solidez actual y las posibilidades de seguir creciendo. Hay retos como el apoyo a la construcción de Aerocafé, la financiación del proyecto Miel II, el impulso a la plataforma logística de La Dorada y al patio de contenedores de Chinchiná. Habrá que resolver la mala situación del cable aéreo, que aparece como lunar en las finanzas.

También resulta interesante la idea de integrar a los 14 infis del país, para que compartan criterios en cuanto a su manejo, procedimientos, clientes, objeto misional, alcance y cobertura, tal y como lo plantea un proyecto de ley que está en manos del Congreso de la República. Eso ayudaría a jalonar recursos de la Nación para financiar proyectos regionales.