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No han sido fáciles los últimos años para la conformación del Gobierno en España, pero por primera vez el partido que salió a defender sus políticas es apoyado por mayorías, insuficientes para mandar solos en el Parlamento, pero amplias para dar golpe de autoridad frente a los demás. El Partido Socialista Obrero Español logró la mayoría de los escaños y con esto recibe el aire que necesitaba su jefe Pedro Sánchez para continuar adelante con su proyecto de recomposición de la economía y de apaciguar los ánimos independentistas, principalmente de los catalanes.
Las encuestas tuvieron razón, pero se equivocaron en la amplitud de la diferencia, pues consideraban que la derecha tendría un mayor apoyo en las urnas y resultó ser todo lo contrario. De hecho casi todas las facciones políticas obtuvieron mejores resultados que antes, a expensas del Partido Popular que cayó a su más bajo resultado en la historia. La llegada a la Moncloa hace 11 meses de Sánchez, joven mandatario del PSOE, por cuenta de una moción de censura contra su antecesor, Mariano Rajoy, le ha valido todo tipo de críticas de sus oponentes, pero ahora podrá cobrar que ha sido el más votado y por tanto el legítimo ocupante del principal cargo Ejecutivo.
Ahora viene el tiempo de los pactos con el fin de lograr un acuerdo sólido que permita la gobernanza sin mayores contratiempos, algo que ha resultado bastante difícil en los últimos años en España, por cuenta de la crisis económica, de las diferencias en los matices de los grupos políticos, por la corrupción que ha afectado a los viejos partidos y por la intentona separatista catalana. No obstante, terminado el proceso electoral y la reafirmación de Sánchez al frente del Gobierno, se espera que llegue la tranquilidad democrática que se requiere para tomar las decisiones necesarias para afrontar el futuro.
España sigue siendo un importante jugador para Latinoamérica y no puede perder su rol de puerta de entrada de los americanos a Europa. Es necesario que asuma un protagonismo mayor en las relaciones con las naciones de esta parte del mundo y por tal motivo, se espera que terminado este proceso, que se extenderá hasta mayo por las elecciones europeas, deje de enfocarse solo en los problemas con las autonomías de su país y vuelva a la senda de ser el buen amigo de otras naciones como la nuestra, sociedad que ha traído beneficios para los ciudadanos a ambos lados del Atlántico.

El crecimiento de fuerzas alternativas tanto en el espectro de la derecha como en el de la izquierda también se demostró en estas elecciones y abre la posibilidad de que haya pequeños grupos que aprovechen la ventaja que les da ayudar a hacer mayorías para mejorar su posición en el Gobierno. Es difícil presagiar el rumbo, pero esto puede terminar mal, toda vez que se presta para la microempresa electoral, para que se tenga que debatir cada cosa con cada grupo, lo que resta posibilidades de gobernar, en un momento en que España no puede aplazar debates clave como el empleo y las pensiones, entre otros. Ojalá más pronto que tarde los partidos anuncien su respaldo o su posición en contra del Gobierno ganador y se puedan alinear las fuerzas, porque desde hace rato el país Ibérico necesita un poco más de tranquilidad administrativa y mucho menos de sobresaltos electorales.