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Hace 40 días el propio viceministro del Agua, José Luis Acero, se mostraba muy esperanzado porque había cerca de 30 empresas interesadas en la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de Manizales. La semana pasada se anunció un nuevo proceso licitatorio público internacional porque solo quedaba una empresa interesada en ejecutar la obra y la idea era que al final se tuvieran diversas opciones para escoger.
Debemos recordar que hace año y medio se firmó el compromiso entre el Gobierno Nacional y la Alcaldía de Manizales para sacar adelante la obra, que para esa época se afirmaba costaría unos $110 mil millones, de los cuales la Nación aportaría $43 mil millones. A finales del año pasado, cuando concluía la administración de Octavio Cardona, ocurrió algo parecido a lo de hoy: había un único finalistas en el proceso de adjudicación del contrato de la PTAR, y aunque todo indicaba que sería adjudicado, el alcalde electo Carlos Mario Marín hizo las gestiones que estaban a su alcance para lograr que no se entregara. Su argumento: era necesario garantizar una mayor transparencia en un proyecto de esa envergadura y que las condiciones no estaban dadas para ello.
Por eso, era previsible que esta vez se tomara el camino de arrancar de nuevo, porque habría sido una enorme contradicción haberse opuesto de una manera tan determinante el año pasado a que se adjudicara al único proponente final y haber hecho la adjudicación ahora, en circunstancias muy similares. El problema es que hoy la obra vale $40 mil millones más, en buena medida como efecto de una cotización actual del dólar más alta que la de hace año y medio. Con el nuevo aplazamiento es posible que inclusive los costos de hacer la PTAR sigan en alza.
El Banco Alemán de Inversiones, que financiará la obra, ha sido al parecer inflexible para establecer algunos cambios en los pliegos que permitirían que haya más empresas interesadas y con posibilidades de llegar hasta la etapa final del proceso. Ojalá que haya el entendimiento suficiente para que a comienzos del próximo año pueda ser adjudicado el contrato y que no se tengan más sobrecostos, que podrían convertirse en un nuevo obstáculo para la concreción de la iniciativa. 
La construcción de la PTAR, que de acuerdo con los diseños y estudios, quedará bien ubicada en el sector de Los Cámbulos, no tolera más aplazamientos. Así las cosas, quienes están al frente del proceso tienen que garantizar que esta vez sí se tendrán varias alternativas sobre la mesa, y que se escogerá la empresa más idónea y capacitada para levantar una planta que se ajuste a los más altos estándares de calidad en su construcción, y que cumpla cabalmente con el objetivo de tratar cerca del 50% de las aguas residuales de Manizales y el 100% de las aguas negras de Villamaría.

Si, finalmente, la selección del contratista se hace a comienzos del 2021, la construcción podría comenzar a mediados del año entrante. Según los cálculos de los expertos, la ejecución de la obra requerirá de 12 a 14 meses, con lo que la PTAR podría estar culminada poco antes del fin del mandato del presidente Iván Duque. No obstante, para que esto ocurra es necesario concretar de manera urgente cuál será el aporte adicional de la Nación y los nuevos recursos locales para que se pueda contar muy pronto con las condiciones que permitan el despegue del nuevo proceso.