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Para seguir haciéndole frente a la pandemia de covid-19 desde el punto de vista de la salud, pero también desde la sostenibilidad económica, el gobierno del presidente Iván Duque dictó un nuevo decreto con el que se extiende la declaratoria de Estado de Emergencia Económica, Social y Política, por un término de 30 días. El 17 de marzo pasado fue declarada la primera emergencia. Esto le permitirá al Ejecutivo seguir haciendo cambios y tomando decisiones que en otras circunstancias tendrían que haberse tramitado en el Congreso de la República, y con toda clase de trámites legales.

De hecho, la Corte Constitucional, que aún no se pronuncia sobre la primera declaratoria, tendrá que estudiar esta nueva decisión y ver si se ajusta a la Constitución y a las leyes colombianas. No obstante, cuando el alto tribunal presente su dictamen ya todo esto habrá pasado y se habrán ejecutado acciones que no tendrán manera de ser reversadas. Lo fundamental ahora es el logro de los objetivos propuestos alrededor del bien común de los colombianos, y que con ello se evite una debacle económica y sanitaria.

En la nueva declaratoria se adoptan medidas que eran esperadas por los empresarios, y que tienen que ver con un subsidio temporal a la nómina, consistente en el 40% de un salario mínimo por cada trabajador, durante tres meses. La idea, con esto, es proteger los puestos de trabajo, que el desempleo no se dispare y que se logre pronto una reactivación de la economía. Esos recursos llegarán a empresas que en abril hayan sufrido una disminución de mínimo el 20% de la facturación frente a ese mismo mes del año pasado.

También es positiva la extensión del plazo, hasta el segundo semestre, del Impuesto de Renta, con lo que las empresas reciben un respiro adicional. A pesar de las ayudas crediticias a través del Fondo Nacional de Garantías, falta que los bancos se comprometan más con soluciones a esta emergencia, y que los dueños de los negocios tengan acceso a créditos con tasas bajas y periodos de gracia suficientes para volver a despegar con buen impulso. Pese a que el Ministerio de Hacienda asegure que el sector financiero ha reestructurado créditos por unos $150 billones, hay la sensación entre las personas que los bancos todavía no hacen lo suficiente.

Todas estas medidas parecen pertinentes en la contingencia. Sin embargo, lo vital es que sean un avance que transmita tranquilidad y asegure que en el inmediato futuro no se perderán más empleos. También que el regreso del dinamismo a las actividades económicas sea significado de coherencia, sensatez, prudencia y búsqueda del éxito en medio de la coyuntura.

De igual manera, es necesario que esta emergencia económica mire al segmento de población que más se afectará con la pandemia, los informales, quienes pese a las ayudas que les están llegando siguen sin un panorama claro de futuro. Desde luego, hay que avanzar en la formalización, pero eso no quiere decir que los informales que se mantienen al margen de ese objetivo, no deban recibir el apoyo estatal en las difíciles circunstancias por las que están pasando con sus familias.