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$828.116 es la cifra que durante el 2019 corresponderá al salario mínimo legal. El incremento del 6% es resultado de la concertación entre trabajadores, empresarios y Gobierno, algo que no ocurría desde hace varios años, y en lo cual el presidente Iván Duque puede anotarse una de las pocas victorias logradas en su administración hasta el momento. De hecho, solo en seis ocasiones desde que existe este mecanismo de concertación se ha logrado acuerdo. Serán así $48.874 adicionales a lo que se pagó durante este año, a lo cual se sumarán $97.032 de subsidio de transporte, que fue incrementado en 10%. En total quien gane un salario mínimo recibirá mensualmente $925.148. Si bien técnicamente esta manera de elevar el salario no es la más ortodoxa, sí puede resultar beneficiosa para alentar el consumo interno.
Y decimos que no es la más ortodoxa, además, porque las alzas en los salarios siempre han tenido como referente el índice de inflación y la productividad, y al sumar ambas variables del 2018 el 6% aparece muy arriba de ese techo, que estaría cercano al 4%. El hecho de que se haya hecho un alza mayor en el subsidio de transporte tendrá consecuencias positivas para el bolsillo de los trabajadores en términos reales, y permitirá que todas aquellas tarifas y cobros que toman como base el salario mínimo legal vigente no se incrementen demasiado. En este punto también nos estamos refiriendo a los arriendos, los peajes y algunos trámites estatales. Además, al no ser el subsidio un factor salarial, también podrá ser soportable el golpe para las finanzas empresariales.
Expertos economistas aseguran que este tipo de decisiones pueden generar efectos inflacionistas, lo que significaría que para el Banco de la República vendrían momentos de grandes desafíos para controlar el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Como sea, debemos estar a la expectativa de lo que ocurra y ver si, como manifiestan otros, las repercusiones podrían ser favorables a la dinámica económica. Lo cierto del caso es que esa determinación tendrá consecuencias buenas o malas, frente a las cuales debemos estar atentos.
Algunos sectores sindicales quedaron inconformes con el alza, ya que sus pretensiones estaban en un mínimo del 9%, pero debe entenderse que habría sido irresponsable con la estabilidad económica haber hecho incrementos demasiado elevados. Los sindicatos que firmaron el acuerdo y aceptaron con beneplácito la cifra del 6% tienen claro que un alza de 2,7 puntos porcentuales por encima de la inflación es un logro significativo, que puede ayudar a mejorar la calidad de vida de los trabajadores. Ojalá así sea.

Será difícil que el nuevo salario tenga impactos positivos para la creación de nuevos empleos y la formalización laboral, en lo que tanto ha insistido el Gobierno. Para que esto sea cierto la administración Duque debe trabajar de la mano con el sector privado en la creación de las condiciones para elevar la productividad en el país, que a veces funciona como obstáculo para el crecimiento económico y su esperado reflejo en el bienestar general. Esto es algo vital para Colombia en estos momentos, cuando la baja favorabilidad del gobierno que apenas comienza ha golpeado la confianza en el futuro y opacado el optimismo que comenzaba a esbozarse ante un panorama económico con mejores perspectivas.