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Al desglosar los resultados que entregó el Censo que realizó el DANE en el 2018, nos vamos encontrando datos que van a permitir a las regiones tomar decisiones de manera más informada, con rigor técnico. Seguramente para ello deberán generar políticas diferentes a las inicialmente pensadas y que es clave tenerlas en cuenta ahora que se debaten los planes de Desarrollo. Uno de los grandes problemas que se tienen en la Administración Pública es la falta de información oportuna que permita que las decisiones impacten en donde tiene que ser. Por este motivo se requiere familiarizarse con las cifras para que se actúe con el presupuesto en consecuencia.
Un tema que llama la atención y que ya se había definido en la estadística global de Caldas, es el Índice de Envejecimiento de los municipios. Este se obtiene de la relación que existe entre la cantidad de personas de 65 años o más frente a los menores de 15, y es el que permite medir si se dará un recambio generacional proporcional en el tiempo o no. La sección Negocios de LA PATRIA, que circula todos los lunes, desglosó este dato en cada uno de los municipios de Caldas y encontró datos interesantes que permiten pensar en la necesidad de replantear ciertas políticas públicas, en cómo mejorar la atención a los adultos mayores y en si es necesario generar otro tipo de prioridades en algunas localidades.
Solo dos municipios, Norcasia y Marmato, están por debajo del promedio nacional en este índice, lo que nos muestra una vez más la necesidad de insistir en la importancia de diseñar las obras y muchos programas sociales pensando en favorecer a los adultos mayores, pues a medida que pasa el tiempo, crecerá la población ubicada en esta franja etaria. Pensar en temas de salud, como la telemedicina que ahora pregona la Gobernación, pero esto requiere que se involucren las EPS. En la medida que se avanza en la edad se demanda mayor atención médica y obliga a estas personas a desplazarse desde sus municipios o desde el campo a Manizales para una visita rutinaria o para reclamar un medicamento muchas veces afecta su calidad de vida. Y este es solo un ejemplo, porque igual situación se repite en otros servicios que ellos necesitan.
Otra realidad es que la mayoría de nuestros municipios perdieron habitantes, al tiempo que la tendencia de varios de ellos es a urbanizarse, a tener cada vez menos personas en el campo; también otros ven cómo sus centros poblados distintos al casco urbano crecen de manera desordenada o afanosa. Estas cifras obligan a que se preste atención a esas realidades y revisar si realmente ciertas inversiones se requieren en el centro de siempre o existen otras centralidades que es necesario fortalecer para evitar males mayores en el corto plazo.

Todo esto nos refuerza la necesidad que se tiene de integrarnos más, de trabajar en serio de manera mancomunada por el bienestar de los pobladores caldenses y no con el egoísmo de que todo debe hacerse en mi municipio. Eso que intenta hacerse hoy con el área metropolitana del Centro Sur, o entre departamentos con la Región Administrativa de Planificación (RAP), debería extenderse en serio a las subregiones. Solo integrados podrán fortalecerse estas poblaciones. Las gobernaciones también tienen la tarea de entregar cada vez más elementos técnicos de medición a los municipios y apoyo para realizar estudios que generen innovación en sus territorios. La tarea es usar las cifras para planear mejor las regiones y el arranque de los mandatos locales es la mejor oportunidad para sincerarse.