En medio de la incertidumbre generada por la emergencia sanitaria que afrontamos hoy, debido a la pandemia de covid-19, es refrescante que haya una mitaca positiva para los caficultores, en la que coinciden los altos volúmenes de producción del grano con buenos precios en el mercado, tanto en el interno como en el externo. En esto tuvo que ver la escalada del dólar desde el comienzo de la pandemia, y la realidad hoy es que esa cotización empieza a descender... se aprovechó el buen momento, mientras otros sectores sufrían.
De acuerdo con cifras entregadas por la Federación Nacional de Cafeteros, en lo que va del año cafetero que comenzó en octubre del año pasado, hasta mayo, la producción superó los 9,3 millones de sacos, 2% por encima de lo alcanzado en igual periodo del 2018 al 2019. Además, en solo mayo el incremento fue del 6% con respecto al mismo mes del año pasado. Lo mejor fue que la mano de obra local fue suficiente para llevar a cabo la tarea, y que eso sirvió para mantener controlada la emergencia sanitaria.
Esto evidencia que, pese al temor que se tuvo acerca de que faltarían manos para recoger el grano, debido a la pandemia, finalmente fue suficiente para recoger el café maduro que había en los palos, que esta vez también fue más que en ocasiones anteriores. Este resultado debe traducirse en bálsamo para la economía local y regional, en medio de los efectos negativos que, para los sectores productivos, en general, ha tenido la estrategia de contención y mitigación del avance de la enfermedad.
Sin duda, en medio de tanta pérdida, el sector cafetero salió ganando en esta ocasión. Sobre todo, porque el precio externo fue bastante aceptable, lo que se vio reflejado en un precio interno de la carga que se ubicó en abril y mayo por encima del millón de pesos, incluso cerca de $1 millón 100 mil. Así, se logró un margen significativo de rentabilidad, que les deja a los cafeteros un respiro que debe ser bien aprovechado para que en momentos no tan buenos que lleguen en el futuro, la actividad se pueda mantener con buena dinámica.
Debemos tener presente que el mayor desafío lo tendremos al final del segundo semestre, cuando se tendrá la cosecha grande en Caldas. Para ese momento se requerirán más manos para la recolección, y hay que confiar en que el clima ayude a que los cafetos florezcan y den sus frutos de manera abundante. Así mismo, que el precio internacional sea bueno, no como hace un año, cuando los caficultores recogieron el grano a pérdida.
Esperamos que se cumpla la meta de los 14 millones de sacos de café al final del año y que este importante producto vuelva a ser ese sector vital que, en un momento tan crítico como el actual para la economía, dé la mano para que el país pueda salir adelante de buena manera, recuperando el tiempo perdido durante estas épocas de pandemia.
