Cada mandatario prepara su intervención anual ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, como una oportunidad de oro para dar a conocer los avances y las preocupaciones de sus países. Por eso cuesta tanto entender, por qué se presentan situaciones que los pueden dejar mal parados como le está sucediendo en este momento al mandatario colombiano, Iván Duque. La preocupación no solo es por lo dicho ante el mayor escenario multilateral, sino por las fuentes de la información que transmitió, y que deberían hacer dudar en adelante de los documentos y datos que le entreguen.
La gravedad del asunto y los mayores cuestionamientos pasan por la entrega de unas fotografías del Eln, en la que supuestos combatientes de esa agrupación juegan con niños, supuestamente en territorio venezolano. Pero fue el diario El Colombiano el que salió a desmentir esa imagen, pues revisando en sus archivos encontró que se trata de una fotografía entregada por una fuente militar a ellos y publicada hace cuatro años, porque supuestamente se trataba del mismo actor ilegal, pero en territorio colombiano, en el sur del país. El Gobierno salió pronto a responder que la imagen sí es anterior, lo que ya es cuestionable, pero que se la entregó una fundación venezolana que tuvo acceso a ella, lo que muestra que no se verificaron con rigor los datos entregados, asunto de mayor gravedad. Y sale una nueva foto con problema similar, que es en Colombia, pero se dijo que se trataba del vecino país.
Buena parte del tiempo ocupado por su discurso lo empleó Duque en hablar de los problemas del vecino país, incluso más que del efecto de esos problemas en el nuestro, como lo es el desplazamiento masivo de venezolanos a nuestro territorio y para cuya atención requerimos de ayuda internacional para evitar una situación más compleja. Y no cuidar la información puede llevar a que se presenten situaciones más difíciles como que por unos documentos no precisos y definitivamente falsos frente a lo que se quiere contar, se desvirtúen otros que sí son ciertos y entrañan realidades muy duras de lo que sucede en el vecino país, en la frontera con Colombia.
En representación de Venezuela habló en la ONU, la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, quien, por supuesto, aprovechó para desvirtuar las acusaciones de Colombia, con base en los errores fotográficos que presentó Duque. Entregó también tres coordenadas, que según ella coinciden con Santa Marta, Riohacha y Maicao, en donde se estarían entrenando grupos armados para atacar a su país. Era de esperarse esta respuesta, y así queda en el ambiente que se trata de un problema originado en prevenciones, cuando la trashumancia de los vecinos por toda Latinoamérica es prueba contundente de que no hay futuro en esa economía venida a menos. El presidente colombiano dio pie a que esto pasara así, porque sus asesores no verificaron la información que iban a exponer ante el mundo.
Fotos aparte, la ONU decidió abrir una investigación a Venezuela por la violación a los derechos humanos, y mediante una resolución instó a Nicolás Maduro a facilitar el trabajo a una misión internacional independiente para que permita que se verifique lo que sucede dentro del país. Rodríguez no dijo nada de esto frente a la Asamblea de la ONU y prefirió atacar a los gobiernos de Estados Unidos que han tomado medidas para sancionar a su país.
