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El estudio de Pulso Social, presentado la semana pasada en Manizales por el director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Juan Daniel Oviedo, muestra cómo los bajos ingresos en los hogares durante la actual época de pandemia y el incremento en el desempleo, además del confinamiento obligatorio, entre otras razones, viene generando preocupación, depresión, angustia y otros problemas ligados a la salud mental de los manizaleños. Eso también condujo a la entidad nacional a concluir que en esta región el pesimismo es el segundo más alto del país, superado solo por Ibagué.
De acuerdo con esa encuesta, que llega a su tercera ronda en el análisis de las consecuencias de la emergencia sanitaria por el coronavirus, en el trimestre julio-septiembre del 2020 se observó que el 24,5% de los hogares de Manizales y Villamaría no tuvo ingresos. Eso significa que 37.681 hogares vivieron durante ese periodo de algunas reservas o préstamos que no se sabe muy bien cómo pagarán. También implica que su alimentación se ha visto desmejorada. Así las cosas, la reducción de pobreza y desempleo que se había logrado en la última década tendría un gran retroceso y podría reflejarse en problemas sociales complejos.
En la medición de desempleo revelada también el pasado fin de semana se observa un descenso del 25,3% al 22,3%, lo que sin ser óptimo significa que hay una reacción positiva de la economía que tiende a mejorar, al tener la mayor parte del sector productivo funcionando. Eso podría garantizar que en los próximos meses haya recuperación de los distintos indicadores y, con ello, la posibilidad de seguir avanzando en la lucha contra el desempleo y la pobreza en la región.
Hay que partir de la certeza estadística de que los más afectados por la actual situación económica son los jóvenes, quienes tienen la tasa más alta de desempleo, con cerca del 39%. Según el DANE, las razones estarían ligadas a que los sectores de comercio, actividades artísticas, salud y educación, en las que ellos tienen un mayor desempeño, son justamente las más afectadas por la actual crisis sanitaria y sus consecuencias.
El estudio del DANE muestra que, ante la pregunta acerca de cómo será la situación económica en los próximos 12 meses, con relación a lo que está pasando, la mayor parte de los hogares consultados se mostró bastante escéptica. El 60,5%, unas 93 mil 49 familias, cree que el panorama será peor o mucho peor. Eso obliga a los gobiernos a buscar alternativas que ayuden a mejorar la realidad económica de la región, y de esa manera luchar contra el pesimismo que se viene apoderando de los manizaleños y caldenses.

Hay que buscar la manera de generar estrategias de choque que ayuden a la dinámica productiva y a la creación de empleos, sin que ello implique poner en riesgo la salud pública. La prioridad tiene que ser recuperar la confianza, ya que ese es el peor ingrediente con el que puede contar una sociedad; si no se vence el pesimismo será más difícil alentar la reactivación económica y lograr que todo funcione de la mejor manera en el futuro.