Ha propuesto el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, un debate amplio sobre la situación del desempleo en el país, algo necesario, pues es evidente que se ha llegado a niveles que hacen pensar que se requieren de nuevas estrategias para poder que este ceda. Esto, además, porque se debe tener en cuenta que el problema también radica en que casi el 50% de las personas que dicen laborar en el país, lo hacen de manera informal, con todos los problemas que esto entraña para la economía y para que no alcancen estas personas el bienestar social al que deberían tener derecho.
Las razones para que el desempleo no baje como debería en Colombia tiene varios factores y uno de ellos, suficientemente entendido y al tiempo muy difícil de cambiar, es el de los costos asociados al empleo, que se vuelven una carga para los empleadores. Un modelo que resulta muy satisfactorio para el empleado, pero que deja fuera de sus beneficios a esa otra cantidad de personas que no se puede ubicar en un trabajo formal. Un tema que fue incluso de debate en el reciente Foro Económico Mundial, sobre la necesidad de bajar cargas para que se puedan generar nuevos puestos de trabajo.
Una razón que se atribuye a negocios de la más nueva economía, que depende de la inteligencia artificial y de las aplicaciones de internet es que no tienen asociados este tipo de costos e incluso es mucho menos intensiva en mano de obra. Sin embargo, a las industrias manufactureras crear un empleo le cuesta muchísimo. No se trata, como propuso de manera nada oportuna la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) de acabar con las cajas de compensación familiar, pero debe buscarse sí otra manera de financiarlas que no sea con cargas al trabajo. A estas se les debe exigir más, porque hay algunas que no se manejan tan bien como otras y deben rendir cuentas de sus inversiones y sus programas, también de su impacto en los sectores menos favorecidos. Cumplen la mayoría una labor importante, pero también es necesario ver cómo derivan su sostenimiento de otras fuentes de financiación.
El desempleo alcanzó a estar por debajo de dos dígitos apenas un par de años, sin pasar del 8%. Hemos tenido tiempos peores, pero claramente en Latinoamérica Colombia muestra una de las tasas más altas. Hoy se ubica en 10,4% y con tendencia a estancarse alrededor de esta cifra. Por todo esto es que resulta necesario hablar de este tema de manera franca y poniendo todos los argumentos sobre la mesa, así como las ideas y partir del hecho de que no puede haber temas no debatibles.
Si se quiere mejorar la economía e irrigar riqueza, esto empieza porque las personas que deseen emplearse puedan conseguir un trabajo de calidad, en el que se le pague de manera justa y tenga derecho a la seguridad social en igualdad de condiciones, y eso no se da por generación espontánea. Qué bueno que los sectores involucrados estuvieran todos comprometidos en el diálogo al que invita el ministro y se puedan sacar políticas claras que se propongan de frente al país para que se incentive la creación de nuevos empleos. Esto también debe ir de la mano con perseguir y castigar a quienes evaden las responsabilidades legales con los trabajadores y crean la informalidad que también se vuelve estructural.
