Tanto el Concejo de Manizales como la Asamblea de Caldas instalaron ya sus nuevas mesas directivas y los mandatarios Luis Carlos Velásquez, en el departamento, y Carlos Mario Marín, en la capital caldense, parecen haber asegurado mayorías para el comienzo de sus gobiernos. Viene ahora un trabajo en las administraciones de desarrollar unos bien enfocados planes de desarrollo, que sean acordes con los programas de gobierno que presentaron el año pasado para poder ser candidatos, pero al mismo tiempo enriquecidos con visiones más ambiciosas de futuro. También deberán trazar la línea de lo que será prioritario en sus gestiones y estructurar otros proyectos de acuerdo que sean considerados fundamentales para tramitar desde el primer momento.
En la Asamblea, de los 14 diputados 8 estarían con el gobernador Velásquez, mientras que los 6 liberales, incluyendo al excandidato a la Gobernación Camilo Gaviria, siguiendo directrices de la jefatura de esa colectividad en Caldas se declararían en oposición. Se asegura con ello un grado relativo de gobernabilidad para el mandatario caldense al mismo tiempo que un escenario interesante para el debate de los distintos proyectos de la administración departamental.
El hecho de que Juan Sebastián Gómez, del Partido de la U, fuera elegido presidente y que las dos vicepresidencias estén en manos del Mira y del Partido Verde, minorías cercanas al Palacio Amarillo, le podrían facilitar las cosas a Velásquez en este primer año. De hecho, en los varios intentos de los liberales para entrar a la mesa directiva cayeron derrotados.
En el Concejo de Manizales ocurre algo parecido. De los 19 concejales 11 están claramente respaldando la gestión del alcalde Marín, mientras que los 8 restantes se muestran al parecer renuentes, con la curiosidad de que militantes de su propio partido, el Verde, parecen ubicarse en la orilla contraria. Es decir, buena parte de los partidos tradicionales dan mayor apoyo al mandatario alternativo que los mismos concejales alternativos.
Como sea, en esta primera etapa de su mandato Marín no tendría mayores dificultades para tramitar sus proyectos, aunque es previsible que habrá un fuerte control político desde el Liberalismo y otras minorías que no son afines con su visión de ciudad. La presidencia de Andrés Sierra Serna, del Mira; y las vicepresidencias de Orlando Quiceno, de Cambio Radical, y del conservador Jorge Eliécer Galeano, también funcionan como oxígeno este año para el Alcalde.
Lo que esperamos los ciudadanos es que en ambos casos, así como en los 27 municipios de Caldas, estos esquemas de oposición, independencia o afinidad con los gobiernos de turno se traduzcan en debates rigurosos, bien argumentados, que enriquezcan la democracia. También que dejen como resultado iniciativas positivas y nuevas políticas sólidas, que ayuden a que haya una lucha decidida en contra de la inequidad y la pobreza, y a favor del desarrollo y de la consolidación de proyectos de gran impacto que beneficien a la región. Sería ideal que Asamblea y concejos hagan un control político serio, tomando como norte solo el bien común, sin presiones indebidas y sin esperar mermeladas.
Dos responsabilidades importantes de Asamblea y Concejo serán las escogencias de los nuevos contralores departamental y municipal, de las ternas que quedaron después de un proceso de meritocracia que se desarrolló desde finales del año pasado. Deberán escoger a funcionarios que ejecuten un control efectivo y que no se dejen perturbar por los vaivenes políticos. Para los concejos de los municipios de Caldas, en general, también queda durante estos días la tarea de seleccionar a los personeros, de los que se espera también independencia y compromiso a fondo para ayudar a las comunidades, sin más ambición que la del bienestar general.
