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Cada día usamos más lo digital, y sin duda con la cuarentena obligada de estas semanas para enfrentar la pandemia de covid-19 se ha vivido una aceleración en la utilización de tales herramientas. Si la virtualidad era un camino en el que veníamos ingresando con fuerza, hacia adelante su protagonismo será innegable. En el presente hemos estado, en general, más expuestos a las nuevas tecnologías que nos plantean también desafíos nuevos, ya que gran parte de la vida real y física se ha volcado hacia las experiencias de la comunicación digital.
Los delitos, en buena medida, también vienen ampliando su espectro en tales ámbitos de la tecnología. Casos recientes como el de un hombre detenido en Chinchiná (Caldas) con teléfonos celulares, computadores, tarjetas USB y otros equipos que contenían información clave de las que serían sus víctimas de cibercrimen es muestra fehaciente de un problema real. A esto se suman otras situaciones como la de una cadena acerca de supuestos trámites ante el Sena, en el que se pedían números de celulares y fotos de la cédula, o la suplantación de identidad de una mujer en Facebook, que pasaron a ser investigadas por las autoridades caldenses.
Los cibercriminales saben que en cuarentena las personas hacen más compras por internet, realizan más transacciones bancarias y tienen más contacto con conocidos a través de las comunicaciones digitales. Es una oportunidad que ellos usan para estafar a muchos y sacar provecho económico de los descuidos de las personas. Se han conocido casos de supuestas ventas de productos de desinfección, por medio de redes sociales que una vez la gente consigna el dinero de la compra se pierde el rastro del supuesto vendedor.
El llamado es a estar muy atentos, ya que las modalidades usadas por los criminales cada vez se diversifican más y se vuelven difíciles de detectar. El envío de archivos maliciosos y documentos descargables para robar información personal que sirve para hacer compras fraudulentas o secuestrar sus datos son prácticas que nos debe poner en alerta ante el contacto con personas que desconocemos. Hay que tener en cuenta, además, que los bancos jamás piden actualizar datos personales por links, y debemos saber que los cibercriminales suelen enviar correos masivos y hay que desconfiar de cualquier mensaje llamativo que provenga de fuentes desconocidas, y más aún si se anexan archivos para descargar o formularios para llenar.
Como las medidas de aislamiento social van para largo, las precauciones frente al cibercrimen deben incrementarse. Cualquier situación irregular que se observe en correos electrónicos o redes sociales, que pueda ser interpretada como un intento de fraude, debe ser denunciada. En la Policía Nacional hay unidades especializadas en la investigación de estos casos que pueden llevar a las capturas de los criminales y la desarticulación de bandas dedicadas a engañar incautos, que generalmente tienen lazos internacionales. De hecho esa institución reporta que en Colombia estos delitos se han incrementado en un 150% durante la cuarentena, y se han detectado cerca de 200 páginas web con contenido malicioso.