Pasaron 21 meses desde que el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) se aprobó en el Concejo de Manizales y todavía estamos en discusiones en torno a la reglamentación que deben tener varios puntos, para los cuales los concejales le dieron competencia a la Administración, aunque esta dejó vencer al menos 11 plazos. A veces parece que damos la razón a quienes han advertido de que en esta ciudad nos cuesta la ejecución de las cosas. Son innumerables las propuestas que se han hecho en nuestra capital a lo largo de la historia, pero que terminan en el papel aquí, mientras se llevan a la buena práctica en otros lugares.
Esperamos que eso no suceda con los puntos que deben reglamentarse y que no se hicieron en el tiempo que correspondía. El Concejo negó la petición que como proyecto de acuerdo presentó la Alcaldía, por considerar que no era de su resorte conceder autorizaciones ya entregadas, y creemos estar de acuerdo con esto. El alcalde deberá asumir la responsabilidad ante eventuales investigaciones de los entes de control, si se llegan a dar, pero ahora lo importante es avanzar en la implementación de este instrumento fundamental para la ciudad.
Los procesos de planeación de los territorios son herramientas básicas que nos acercan como sociedad a ser un país más moderno en la función pública, pero para lograrlo debemos hacer que se trascienda de las buenas intenciones que se consignan en los documentos a las acciones para hacer realidad los planes de desarrollo y, por supuesto, los POT. No pueden seguir siendo meros papeles para cumplir con la norma, sino que tienen que responder a una idea de Administración, a una visión de ciudad y servir como impulsor para el desarrollo y al mismo tiempo para el control.
Por este motivo, consideramos que no se pueden dar más largas. El alcalde debe instar a todo su gabinete a poner en marcha las normas que contempla el POT, indistintamente de si ahora no le alargaron los plazos, porque peor será no acometer las acciones necesarias para que lo discutido y aprobado en debates con los ciudadanos y gremios, con las autoridades de planeación como el Consejo Territorial y Corpocaldas y en el propio Concejo de la ciudad, se queden como saludos a la bandera. El ejecutivo está para ejecutar y cuando tiene ya un norte claro de lo que desea realizar, pues solo le queda emprender la tarea y avanzar en función de lo prometido. Para eso fue elegido.
No puede ser la discusión en torno a los plazos la que bloquee la posibilidad una vez más de tener compensaciones que la ciudad necesita, como la plusvalía que hoy por no cobrarse enriquece de manera legal, pero injusta, a varios a cambio de casi nada. Si hay lugar a sanciones para la Administración por dejar vencer los plazos que ellos mismos se pusieron, eso le corresponderá decidirlo a la Procuraduría, pero entre tanto no se puede detener la marcha del Muinicipio y hay que terminar lo prometido. Si se hizo lo más difícil, sacar adelante el POT, ahora no nos podemos detener con lo menos, la reglamentación.
