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Una familia de cuatro personas se considera en situación de pobreza monetaria en Caldas, si su ingreso total en el hogar está por debajo de $1 millón 12 mil 956 por mes. De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), esta región es la que más rápido viene avanzando en la lucha contra ese flagelo, que del 2017 al 2018 cayó del 26,7% al 22,1% de la población, lo que significó que 54 mil 108 personas empezaran a tener ingresos económicos mensuales por encima del límite de pobreza monetaria. Ahora bien, Bogotá, con el 12,4%, es la zona de Colombia con el indicador más bajo en esta materia.
El informe del DANE también consideró la pobreza multidimensional, en la que Caldas está igualmente entre las regiones mejor libradas. Este indicador se refiere a las condiciones educativas del hogar, la situación de la niñez y de la juventud, el trabajo, la salud, la vivienda y el acceso a servicios públicos. En este caso, Caldas es séptimo entre los menos afectados en el país, con una tasa de 15,3%, mientras que el promedio nacional es de 19,6%. Lo mejor es que nuestro departamento también aparece como la región con menor brecha de pobreza multidimensional entre lo urbano y lo rural, con una tasa del 16,7% (el promedio nacional es de 26,1%).
Este avance es bastante positivo, además, porque se mantiene una tendencia que comenzó hace algunos años, cuando la pobreza estaba en niveles más altos en Caldas, de acuerdo con la Secretaría de Planeación Departamental. En diciembre del 2017, un informe de esa dependencia basado en cifras del DANE señalaba que desde el 2015 la pobreza monetaria y la pobreza monetaria extrema cayeron de manera significativa. De hecho, en un periodo de dos años 23 mil 428 personas dejaron de ser pobres en el campo de Caldas. Las razones para esa buena noticia en esa ocasión fueron los empleos generados, la diversificación de producción agrícola y los mejores niveles de salario en el sector agropecuario.
Ahora bien, todavía queda mucha gente en la pobreza en el departamento. Sobre todo las mujeres jefes de hogar son las más vulnerables, y con ellas los niños y adolescentes que dependen de ellas para cubrir sus necesidades básicas. También está identificado que los hogares donde sus miembros tienen niveles educativos más bajos son los que sufren niveles de pobreza mayores, por lo que las políticas que buscan asegurar que todos los niños y jóvenes asistan al colegio deben reforzarse. De ahí la importancia de cumplir cabalmente los programas de alimentación y transporte escolar, y la lucha contra la deserción de las aulas escolares.
Si tomamos en cuenta que en el 2002, hace 17 años, la pobreza en Caldas estaba en niveles del 45%, estar hoy en 22,1% es un logro muy significativo. Eso significa que, en términos generales las cosas se vienen haciendo bien, lo cual se confirma con el tercer puesto de Caldas en competitividad y el liderazgo de Manizales en el Índice de Progreso Social, por ejemplo. No obstante, la amenaza de un desempleo en alza en los meses recientes podría llevar a que los avances se estanquen o que incluso haya reversa en la lucha contra este flagelo. 

El desafío regional hoy es proteger el empleo y la economía local, trabajar en equipo públicos y privados para encontrar opciones que dinamicen nuestras estructuras productivas y de servicios, y avanzar en programas que ayuden a los más pobres a tener techo digno, agua potable, salud, pero sobre todo opciones laborales.