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El Gobierno Nacional, con base en un concepto reciente de la interventoría de la obra, decidió ordenar la liquidación del contrato de construcción del Aeropuerto del Café, que había sido adjudicado a la firma española OHL S.A., con lo que el proyecto regresará a un punto inicial que afectará los costos y los cronogramas de ejecución. Esto hace que el sueño que hemos tenido los caldenses por décadas se convierta en una pesadilla.
La intención del presidente Iván Duque de aterrizar en Aerocafé, como lo señaló al comienzo de su mandato, se quedó infortunadamente en desbordado optimismo, y habrá que esperar que el nuevo gobierno que asumirá las riendas del país en dos semanas actúe de tal manera que podamos despertar y lograr que con criterios de realidad se concrete esa idea, tan necesaria para el desarrollo de Caldas y del Eje Cafetero.
Lo ocurrido en las semanas recientes, con la salida intempestiva del director de la Aeronáutica Civil Jair Orlando Fajardo, por razones poco claras, y la advertencia de la Contraloría General acerca del riesgo de que el macroproyecto se quede en elefante blanco, tiene que llevar a que los caldenses luchemos con determinación para que se retome el camino. Es una obra que desde el punto de vista técnico tiene todos los avales y que cuenta con las asignaciones presupuestales necesarias para avanzar, y aseguradas, según afirma el Gobierno.
La determinación del Ejecutivo le da la razón al general Gonzalo Cárdenas Mahecha, quien desde abril pidió la liquidación del contrato por los permanente incumplimientos de OHL S.A., pero como respuesta a su empeño para hacer cumplir recibió la determinación de sacarlo de la gerencia del Patrimonio Autónomo, para “oxigenar” la relación con el contratista, el cual ahora pretende acelerar un tribunal de arbitramento para enredar jurídicamente esta iniciativa. Lo mejor sería, como lo pide el senador Guido Echeverri, dejar la conformación de ese tribunal a la próxima administración.
Es fundamental que desde el Gobierno Nacional se enderece esta situación que tanto afecta a la región, y que sean escuchadas las voces de los líderes regionales que claman claridad y fórmulas para destrabar el proyecto. El Ministerio del Transporte debe ser transparente con los caldenses acerca de lo que sucedió, ya que se suponía que no había nuevos motivos de preocupación.
 
Se necesita ahora que llegue un nuevo contratista que asuma lo que OHL abandonó (con lo que buscaría solo beneficios económicos en pleitos jurídicos), y que ese nuevo adjudicatario desarrolle un trabajo que recupere el tiempo perdido y se avance en las nuevas licitaciones para las obras restantes. Es urgente que se haga todo lo necesario para que Aerocafé sea, por fin, una realidad.