El pasado 7 de mayo el Comité Intergremial de Caldas emitió una carta abierta en la que propone que la ciudad funcione las 24 horas, para facilitar el cuidado de la vida y la salud de los ciudadanos al tiempo que se reactivan las distintas actividades productivas, para con ello garantizar que la economía esté en buen estado. La idea es lograr que en la llamada “nueva normalidad” todo funcione lo más parecido posible a la época anterior a la pandemia de covid-19, pero con la bioseguridad necesaria para mantener la situación bajo control.
El propósito general debe ser conservar los empleos que les garantice ingresos a las familias, al tiempo que con protocolos de autocuidado los distintos grupos sociales se mantengan sanos y productivos. Una bien aplicada estrategia que no descuide ningún detalle para impedirle al coronavirus causar estragos en los hogares, en entidades oficiales y en empresas, con gran disciplina y una nueva cultura de la interacción social, puede ayudarnos a sortear con éxito el desafío que nos plantea la actual coyuntura.
En ese mismo sentido, sería muy conveniente que las medidas de pico y cédula estén orientadas a repartir los dos números diario en dos jornadas; uno por la mañana hasta las 2:00 p.m. y otro por la tarde hasta las 8:00 p.m, como lo plantea el Intergremial. Así se evitarán aglomeraciones a la entrada de supermercados, droguerías y otros comercios que son fundamentales durante esta época para aprovisionarse de alimentos y medicinas, entre otros. Los bancos, que de manera inexplicable, mantienen cerradas la mayor parte de sus oficinas, también podrían evitar las largas filas que se forman durante el poco tiempo en el que prestan sus servicios.
Tenemos el gran desafío de adaptarnos a las nuevas realidades, para que la ciudad se enfoque en las necesidades actuales de servicio, con el objetivo de brindar bienestar a todos los habitantes, al mismo tiempo que se evita la concentración de personas y la dinámica económica se mantiene vital y permanente. Es pensar en un distanciamiento social inteligente, del que nos apropiemos y aprendamos a manejar a la perfección.
Debemos ser conscientes de que un remedio definitivo para esta pandemia se demorará en llegar y que tampoco podemos estar todo el tiempo encerrados. Hay que tratar de volver pronto a las actividades habituales, pero con los aprendizajes de autocuidado que ahora tenemos, y bajo ese presupuesto tomar las medidas que garanticen que en el mediano y largo plazo todo esté funcionando igual o inclusive mejor que antes. Es el momento de ser más creativos y recursivos, de ser más responsables, pero también de ser más solidarios y cívicos. Una ciudad que funcione las 24 horas puede ser el camino correcto.
