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“Hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, como en las noches lúgubres el canto del pinar.

El alma gime entonces bajo el dolor del mundo, y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar”.

Así estamos cuando la tensión quema, los desgarramientos son fieros y no brilla ninguna luz.   

Así sufrimos ante una muerte cruel, un secuestro, una traición y otros infortunios. 

¿Dónde está la salida? La vida no es una suma de absurdos, un día la luz vencerá las tinieblas.

Así lo ven ahora tantos que llegaron a planear su suicidio y hoy luchan, creen y aman la vida. 

Si tú estás en la fosa, no reprimas tu rabia, acepta tu dolor, no pelees con Dios y déjate ayudar.

Vive el momento, haz ejercicio, aprende a relajarte y ayuda a otros que están peor. Por ahí está la salida.